¡QUÉ CURIOSA ES LA ESTADÍSTICA, MADRE MÍA!


Y dada la buena acogida que ha tenido mi post sobre la falsabilidad de la ciencia y sus chorradas, me he decidido escribiros hoy sobre la ciencia que más aborrezco antes aún que ciertas partes de la física, porque la parte de dinámica de fluidos y gases ¡madre mía la que tuve que pasar para entender eso!), y me refiero a la estadística, esa ciencia misteriosa capaz de justificar todo y no demostrar nada: Porque vamos a ver, si tenemos un pollo, y tú te comes el pollo, y yo te miro, al final estadísticamente hemos tocado a medio pollo cada uno (según las estadísticas, diran las noticias, actualmente hay un pollo cada dos españoles), pero según la realidad, tú te has comido el pollo y yo me he quedado con hambre… ¡no te jode, la estadística!

Ahora, que yo soy de los que le gustan las cosas, dichas y hechas, porque según la estadística, otro de esos estudios, tocamos a ocho ratas por español… pues yo a las mías no las he visto nunca, ni siquiera en la calle tirando la basura o yendo a por tabaco a las tres de la mañana… O sea ¿Dónde están mis ocho ratas? ¡Insisto en verlas! Porque vamos, se me ponen los pelos de punta de pensar que si yo, como buen español, que paga sus impuestos, y al que le tocan ocho ratas, no pueda verlas, ni siquiera fugazmente por la calle, ni disfrutarlas, porque haya por ahí otro español desaprensivo, egoísta y agonioso que tenga dieciseis, las ocho suyas y las mías… ¡Peor aún! ¿Y si mis pobres ratas estadísticas están en un laboratorio, de esos de experimentos, y por eso no las veo, porque están sufriendo los angelitos míos? Claro que, según de nuevo, la estadística, hay 4 millones de gatos en ESPAÑA, y si somos 46 millones de españoles, tocamos a 0’08 gatos por cabeza, y la verdad… ¡Tampoco me creo que un despojo de gato, acaso la media zarpa que me corresponde –que nos tenemos que juntar trece españoles para juntar un gato entero- sea capaz de dar caza y matar a mis ocho ratas!

¡Que maldita la gracia, que dice la estadística que las posibilidades de cortarse afeitándose son de 1 a 6.585! Y ya sabéis que yo, por lo de mis plaquetas escasas, no debería ir por la vida cortándome y sangrando alegremente… ¡pues debo de ser gilipollas! Porque rara es la vez que no me corto, o sea que si el año tiene 365 días (se lo resto a 6.585) y todavía me sobra para seguir cortándome diecisiete años más… Pero bueno… ¿A quién se le ha ocurrido distribuir en suerte la estadística de los cortes mañaneros afeitándose? Porque de ser esto verdad, y mi torpeza afeitadora, resulta que al llevarme yo el pleno al 6.585… ¡Estad tranquilos, que alguno de vosotros tiene garantizados 18 años sin cortes, si ya me he quedado yo con su parte del reparto! Y no os lo perdáis, porque viene al caso, que mi enfermedad (la de las plaquetas autodisolventes en el bazo, que por eso no las tengo, aunque mi médula las fabrique) según la doctora “es más frecuente que se manifieste en niños que en adultos, en mujeres que en hombres, por eso es rarísimo que siendo usted hombre y adulto la haya manifestado” claro, que me lo puso a huevo, y yo le dije: “¡No, no es tan raro, debe ser porque soy un PETER PAN MARICÓN!” La pobre doctora puso cara de decir “¡qué bonica estoy callada a veces!”

La probabilidad de que te caiga en la cabeza la pieza de una aeronave es de 1 entre 10.000… ¡Uy, qué cerquita hemos estado, eh! Con eso del satélite UARS ese que ha estado sobrevolando nuestras cabezas sin que los de la NASA tuvieran muy claro donde iba a caer el susodicho… Pero esto no es sino sintoma de los subnormales que rigen la NASA: ¡A ver, almas de cántaros, que no sabéis predecir donde va a caer el meteorito… si es muy fácil calcularlo… usad la estadística! ¿No dice que la probabilida de que nos caiga un fragmento aeroespacial encima es de 1 entre 10.000? ¡Pues problema resuelto! Os lo explico despacito, que como sois de ciencias… Se cogen diez mil almas humanas, se arrejuntan todas en el mismo roalillo –con cualquier excusa, por ejemplo, una misa de la familia de ROUCO VARELA- y así, al tenerlos a todos juntitos, los diez mil, garantizamos que el satélite de los cojones se va a estrellar ahí y no en otro lugar… al menos sólo caerá sobre uno, pero hemos atraído al satélite, por la fuerza de la estadística a donde más probabilidades tenía de caer, en medio de diez mil ¡Si es muy fácil, o no lo véis como yo!

Esta otra es de lo más divertida… aún me estoy riendo, mejor dicho, sorprendiéndome de seguir vivo y poder escribir este post, resulta que la probabilidad de morir asesinado es de 1 a 18.000, y yo, que parezco gilipollas, esto ya me lo habéis dicho vosotros más de una vez, me pongo a buscar en SAN GOOGLE BENDITO que me dice que en ESPAÑA la tasa de asesinatos es de 3,35 por cada cien mil habitantes (a cada víctima hemos de presuponerle un asesino). Si dividimos los 46 millones de españoles en franjas de cien mil, me salen 460 tramos, que multiplicados por 3,35 me dan un total de 1.541 asesinos en potencia en la población española… Conclusión, de cada 18.000 mil personas con las que me relaciono, 1.541 quieren matarme ¿A qué acojona un poco? O sea, que a partir de mañana empiezo a contar mentalmente toda la gente que me cruce por la calle, desde el panadero, el barrendero, el camarero del café y la señora anónima que pasa por mi lado en la acera, y en cuanto me cruce con 16.459 seres humanos me pillo una baja por “miedo insuperable o agorafobia” y me quedo en casa, porque después de ese cómputo… ¡ya sólo me quedan asesinos con los que cruzarme!

Bueno y ya no sigo, porque las probabilidades de que te toque la lotería primitiva son de 1 a 14 millones, y como no tengo 14 millones de euros, para echar un euro diario, hasta que me toque “por cojones estadísticos”, ni creo que una vida me alcance para ello (ya no me apetece dividir 14 millones entre 365 días), pues me estoy agobiando, que queréis que os diga…. Ahora sí, con esta no me equivoco:

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