CARI, NO SUFRAS, TU MARIDO NO ES MARICÓN...

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HOMENAJE A OTTO MAS (del BLOG OTRO MARI BLOG)

Uno de mis blogueros favoritos, por la ironía que destila en sus posts, especialmente cuando algo le encabrona, el lo llama “estar de irasociá”, lo que yo definiría como ponerse de malafollá, y que a la sazón fue mi PRIMER PREMIADO MALAFOLLÁ HONORIS CAUSA 2010, me refiero a OTTO MAS del blog OTRO MARIBLOG, ha descubierto otra página de gilipolleces evangélicas protestantes norteamericanas radicales, y yo, que no me puedo resistir a este tipo de cosas, que ciertamente me encabronan, lo mismo que a él, y arrancan de mí toda la irasociá que acumulo, pero que de la misma manera no tienen desperdicio, ni resisten el menor ataque crítico.

En este caso se trata de advertir a las mujeres desprevenidas, abnegadas esposas y madres de familia, para que sepan detectar cristianamente, aquellos síntomas que puedan ayudarlas a identificar, fácilmente, que su marido está “cayendo en el lado oculto de la fuerza (¡perdón, que esto era de la GUERRA DE LAS GALAXIAS!) quiero decir, que sus maridos están cayendo en el lado oculto de la polla tiesa, vamos, que se les están amariconando

Cómo me encanta comentar este tipo de listas, y sazonarlo todo ello con buenas dosis de malafollá granaína, pues aquí tenéis el “potaje que me ha resultado, espero que disfrutéis gustándolo, como yo lo he hecho removiendo los argumentos…

Usar el móvil y el ordenador de noche en secreto: La adicción al porno es algo propio de los homosexuales y los mensajes de texto suelen ser el arma favorita de los adúlteros. Por el bien de la confianza, la pareja debería compartir todo, incluso los registros de llamadas, correos, chats e historial webs

¡Vamos ya, anda! Mira, cariño, tu marido puede hincharse de ver porno todo el que quiera, lo hizo antes de casarse contigo, cuando era un adolescente lleno de espinillas en la HIGH SCHOOL y escondía las revistas porno debajo del colchón de su cama, o se las robaba a su hermano mayor (¡si hija, no pongas esa cara, tu cuñado JAMES!), ahí fue cuando se convirtió en un pajillero, que sepas que todos los hombres, sin diferencia, solteros, casados, viudos, célibes, el Presidente de los Estados Unidos, el Gobernador de tu Estado y hasta tu reverendo se masturban varias veces a la semana, y eso cualquier sexólogo te lo dirá… No es un fracaso tuyo como esposa, es que los hombres son así… Al porno no va a renunciar nunca, lo mismo que a sus tocamientos solitarios, debe de ser alguna reminiscencia antropológica, como el ir marcando el territorio de los perros, que se encuentra arraigado en lo más profundo de las dos cabezas de los hombresLa de arriba, la que manda, y la de abajo, la que los gobierna… Otra cosa, querida lectora, es que entre el porno de tu marido encuentres fotos de hombres desnudos, eso sí que es preocupante, pero si sólo le descubres vídeos en el ordenador de chochos y tetas, estáte tranquila, ni te es infiel, ni es marica, simplemente esas tías están más buenas que tú¡Coño arréglate de vez en cuando para él, que desde la boda no has vuelto a hacerlo! ¡Recupera lo putilla que eras, de adolescente, cuando follabas a escondidas en casa de tus padres cuando ellos se iban a cenar a la calle!

Observar a otros hombres de manera insinuante: ¿Se pasa demasiado tiempo mirando a otros hombres? ¿Les guiña el ojo? ¿Se molesta si alguien no le dice que está guapo?

Reina, te lo digo yo, no saques las cosas de contexto… esas miradas que te preocupan tanto… ¿Estás segura de haber abarcado el problema en toda su extensión? Piensa, que a veces, nuestra percepción de la realidad es errónea y nos induce a falsas conclusiones… ¿Tu marido se ha pasado toda la mañana del domingo, en el porche, mirando fijamente al vecino? ¡Que tontita eres! ¿Verdad que el vecino estaba cortando el cesped de su porche? ¿No te das cuenta, verdad? ¡Tu marido no miraba al vecino, sino a la MEGA-GRASSCUTTER 3000! Sí, esa cortadora de cesped tan moderna, la de la TELETIENDA, ya sabes lo que le gustan a los hombres estas cosas, nosotras no nos fijamos en esos detalles… Cómprasela, si babea como un perro ante un hueso, y te garantizo que se acabarán las miradas fijas al vecino los domingos por la mañana. ¿Tu marido le ha guiñado el ojo a tu otro vecino? ¡Qué ingenua eres, mujer! Seguro que han hecho alguna travesura de hombres, de esas que saben que te molestan y ese guiño es de complicidad… Seguro que te dijo que estaba enfermo para no ir al servicio religioso, y luego se quedó en casa viendo el beisbol con el vecino, o tomando cervezas, o criticando al reverendo… esos guiños son de complicidad, mujer…

Distraerse en la iglesia o en los grupos de oración: ¿Ha perdido el interes en lo espiritual? ¿Usa la misa para ir con otros hombres más jóvenes? ¿Es voluntario como catequista de chicos?

Aquí, de verdad, es que no me sale ni la ironía, solamente pienso en lo gilipollas que son los norteamericanos. Yo, de pequeño, iba a misa con mis padres, y mi hermana, y mi hermano más pequeño, que aún iba en el carricoche… pues bien, cuando el niño se ponía coñazo en misa (lloraba, refunfuñaba, gritaba… las cosas propias de niños, pero que en un acto social, da igual que fuese el teatro, pues joden), entonces mi padre era el que se salía a la puerta de la Iglesia, a la calle para no molestar… Con el tiempo, a fuerza de observar este curioso comportamiento humano, me di cuenta de que siempre que un niño da por culo en misa, haced memoria y veréis que tengo razón, es el padre el que se sale a la calle… Yo, que ya sabéis que soy más inocente que un cubo sin asa (expresión que he aprendido en la blogosfera, por cierto), llegué a la conclusión –ahora me doy cuenta de que errónea- de que los hombres son menos piadosos que las mujeres, y que están deseando cualquier excusa para escaquearse de misa, hasta he visto padres hacer llorar a propósito a los niños, cuando las madres no miraban, para conseguir este objetivo… ¡Y ahora resulta que no, que lo que yo creía padres, en la plaza de la Iglesia, esperando que salieran sus mujeres de misa mientras entretenían a los niños, no era más que una mega-quedada gay, y encima –con los niños delante-, qué horror, nunca me lo hubiera imaginado!

Estar descontento con su aspecto y el de la casa: Los hombres de verdad sudan y huelen mal. A los homosexuales les aborrecen estas cosas y prefieren la limpieza en el hogar. ¿Tu marido se riza las pestañas, se recorta el vello púbico o usa cremas hidratantes en la cara? ¿Es puntilloso con las marcas del champú? ¿Tarda más en prepararse para salir que tú?

Ahora resulta que la humanidad ha tardado dos mil años de evolución para salir del “hombre y el oso, cuanto más feos más hermosos”, y ahora estos gilipollas predicando lo contrario… ¿Pero quién se cree estas mamarrachadas? ¡Pues anda, que si los norteamericanos no son los primeros, precisamente, en mi lista de fantasías sexuales internacionales, cualquiera se arriesga ahora! ¡Follar con un guarro, sucio y sudado, que huele a perro muerto! Al menos, si algún día se presenta la oportunidad de enrollarme con un norteamericano, le preguntaré “¿Eres baptista, pentecostal, adventista o mormón?” porque si me dice que sí, lo mando a la ducha o no hay nada que hacer… ¿Ves? Si me dice que es católico, no pasa nada, pues ya podemos follar a saco sin más remilgos, que este será limpio, aseado, y con suerte, hasta metrosexualhay tantos maricas reprimidos en el catolicismo, ventajas que tiene el pecar todo lo que quieras y confesar, cuantas veces necesites, como si nada…

Ir al gimnasio pero no tener interés en el deporte: Los homosexuales usan el gimnasio como lugar para conocerse y tener relaciones secretas en los baños. Les gusta trabajar su cuerpo sin que vayan a competir, y después se meten en las duchas y las saunas para realizar actividades sexuales fuera de la pía mirada de las mujeres. Si tu marido llega del gimnasio cansado para hablar o practicar el sexo, preocúpate.

Cari, querida lectora que me estás leyendo, no seas hipócrita, que el invento de ir de dos en dos a los baños es genuinamente femenino, nunca verás a un hombre que se precie, si hay dos matrimonios amigos, cenando juntos, decirle al otro esposo: “¿Voy al baño, GEORGE, me acompañas?”, cosa que tú si que haces constantemente con tus amigas… fuera de la pía mirada de las mujeres” me dices… ¿Y para qué coño necesitáis las mujeres ir de dos en dos al baño?... No te quiero asustar, tesoro, pero si tu marido va al gimnasio, aunque no le importe el deporte, no sufras por ello, no se ha amariconado de repente, pero preocúpate de la misma manera, más si cabecualquier hombre que de repente, superados los cuarenta años, le da por el gimnasio, lo hace por una sola y exclusiva razón… ¡Quiere impresionar a su secretaria! ¿No lo pillas, niña mía? ¡Que te está poniendo los cuernos, gilipollas, a ver si espabilas!

Me acabo de dar cuenta de que debería montar un consultorio, on line, o algo así, para esposas de adventistas, mormones, presbiterianos, evangélicos y gilipollas norteamericanos en general, para ayudarles a discernir si su esposo, en efecto, se les está amariconando¡Disfrutaría como una perra en celo comiéndole la moral a tanta tonta, beata, meapilas…! ¡Bien empleado les estaría, por lelas, lerdas y subnormales, perdón, discapacitadas psíquicas! Vosotros… ¿Qué opináis?