PRIMER ANIVERSARIO: PRIMER MACRORRELATO HOMOERÓTICO


Como sabéis, hoy, 19 de Octubre, estamos de Aniversario, que cumplimos un año en este blog, no os voy a agobiar contandoos los comienzos, ni las motivaciones (bueno… ¡Sí, no me puedo resisitir, así que en este enlace podréis ir al primer post, que no me comentásteis entonces, descastados: “Aquí comenzó todo”!)… Pero vamos a lo que vamos, he ido recibiendo vuestras proposiciones indecentes que, como recordaréis, intentaría aunar en un relato erótico, en estricto orden de llegada (comprended, algunos de los participantes, que haya “recortado” su obra en esta recopilación, para no hacer excesivamente largo este post, aunque si me dáis permiso, puedo ir publicando, sucesivamente, vuestras obras íntegras, para vuestro deleite, que yo ya he tenido el mío, y varias erecciones, leyendo vuestras aportaciones):

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UN MARICA
RECORRIENDO SEXUALMENTE LA BLOGOSFERA...

Ni el granizo, ni las tormentas veraniegas impedirían que me acercase a él esta noche, porque sabía que nuestro amor tenebroso y retorcido era simplemente irremediable. Su sugestiva e inminente erección me decía que sería una transgresión consentida y deseada por ambas partes. Y allí desnudo se erguía el hombre que pronto incursionaría dentro de mi cuerpo, mientras mi dura e impaciente verga babeaba por su mismo destino. Tumbado en la cama sobre la colcha de lino descansaba bocabajo IRENEO Apreté sus nalgas con mis fuertes dedos y preparé el terreno para mi conquista, pronto remataría mi jugada maestra con tenues besos por aquel cuello deseoso de sentir mis labios. La primera estocada se dibujó en su rostro, mientras enloquecidas sonrisas nos acompañaban. La segunda más precisa entró profunda y certera, arrugando los dedos de sus pies, y también he de decirlo, de los míos. Las demás no las conté, solo nos dejamos llevar por el éxtasis del instante, por la fiebre de lo erótico y místico, para finalizar descargando a unísono, entre sus gritos.

Es bueno comenzar el día follando, IRENEO me había dejado plenamente satisfecho… Como no tenía nada que hacer, me duché, me vestí y me dediqué a dar un tranquilo paseo… me gusta pasear, sin rumbo fijo, siempre me ha gustado, ni me di cuenta, absorto en mis pensamientos, más bien recreándome en las sensaciones de la mañana… ¡Uf, una leve erección en mis pantalones cortos!, de que hacía rato había salido de la ciudad, por un sendero, y andaba por una colina de los alrededores. Me encontré una vieja ermita semiderruida… Mi curiosidad me pudo y entré a investigar aquellas ruinas… subí a la torre del campanario y en uno de los rellanos, desde donde se divisaba la ciudad, lo encontré asomado al exterior. Sin duda alguna, algún otro paseante solitario o excursionista curioso…  Noté que me miraba de reojo, desde su posición más elevada y ascendí cansinamente los escalones de la torre, con la firme intención de rozarle. En un instante, sin saber como, nos habíamos fundido en un solo cuerpo desnudo, allá arriba, oteando el horizonte, y con la adrenalina a flor de piel con el morbo de que en cualquier momento pudieran llegar otros paseantes…. No me dijo su nombre, ni creo que escuchara su voz, aparte los gemidos, pero nunca olvidaré esas escaleras…

El desconocido se fue de improviso, tardó menos en vestirse que yo, que me quedé un rato, desnudo, asomado al viejo campanario, sintiendo la brisa acariciar mi desnudez… de repente me acordé… ¡Iba a llegar tarde, había quedado con alguien! Aún no sé por qué quedé con él, era un chico que conocí por internet, él decía que era tímido y cortado… yo tampoco suelo hacer estas cosas, pero mi novio me dijo: “¡Anda ya, aprovecha la vida, hijo mío!”, y es que yo no hubiera pasado de ser un príncipe DISNEY, aunque marica, de esos de "y fueron felices y comieron perdices", si no hubiese sido por él... Él supo sacar de mí mi lado oscuro, por él fui a la sauna, por él me animé con los tríos, por él no me importa follar si se presenta la ocasión… y ésta lo era… Llegué tarde, y en efecto, allí estaba él, en la terraza del bar donde quedamos para unas cervezas… Se notaba que estaba cortado y nervioso… Se puso de pie y me dio un abrazo… Nos sentamos y comenzamos a hablar de trivialidades, es curioso, una cosa es que yo sea más lanzado para ciertas cosas con mi novio, pero sin él, me sentía igual de cortado que mi cita

A la tercera cerveza, a fuerza de llenar el tiempo inutilmente como un par de adolescentes nerviosos en su primera cita, mi vejiga pidió una tregua y tuve que ausentarme para ir al baño… Al regresar, había una servilleta escrita delante de mi sitio, la cogí y la leí: "Quiero follar contigo". –“¡Vaya, con la mosquita muerta…!” – pensé - “¡No es esa la imagen que da desde su imagen de pocoyó que tiene puesta en el nick!” Le miré apenas para darme cuenta de cuán cortado, o cuán avergonzado estaba…  pero ¡para jueguecitos yo!, rebusqué en mi mochila de mano un bolígrafo, tomé una servilleta de papel y con mucha parsimonia escribí en ella, se la pasé con gesto solemne. No me hizo falta saber qué le pareció el escrito, casi tira las cervezas cuando le puse la mano en el paquete acariciando su incipiente erección… por si os lo andáis preguntando el texto decía: “Vamos a mi casa y allí me haces lo que te de la gana, quiero que te lances del todo y tengamos una sesión de sexo brutal".

Le  llevé directamente al dormitorio, tuvo un arrebato de pudor y casi en un susurro, porque mis manos en su bragueta le impedían hablar, me dijo “¿Y tu novio?”, le dije que no se preocupara, que había ido a un mandado a la calle del que tardaría… Comencé a desabrochar el cierre de su pantalon, quite el cinturon y el botón y se los bajé un poco. Vi toda su polla dura encima de los slips blancos. Le saqué la polla y entonces me tumbé en la cama, sin hacer nada más… Tardó un poco en darse cuenta, pero enseguida reaccionó y me comenzó a desnudar. Primero, me fue desabrochando la camisa despacio, mientras su polla, la que dejé fuera de su bragueta a caso hecho, toda tiesa me miraba desafiante. Me dejé hacer hasta quedar desnudo y entonces eché mano de su pantalon, que desabroché con ganas, se los bajé y le quité los boxers de una misma tacada.  

De no haber estado tan centrado en el abrazo de nuestros cuerpos desnudos, se habría dado cuenta de que una extraña figura, salida de la nada, nos observaba en el quicio de la puerta, desnudo mientras se acariciaba la polla lentamente… se trataba de mi novio…

Casi se cae de la cama del respingo que dio al ver a mi novio desnudo, erecto, sentado en la orilla de la cama – “¡No te asustes, porque no vamos hacer nada que no quieras!”-

Yo creo que apenas mi joven desconocido de internet comprendió lo que estaba sucediendo se rindió por completo…

Y es que, si por algo nos caracterizamos es por ser buenos anfitriones…

Mi novio hacía rato que había convertido el juego de su polla en su culo de una tierna amenaza, a una dura penetración real… mientras yo le mamaba la polla disfrutando de la visión, desde mi posición privilegiada, de sus huevos moviéndose al vaivén de las entremetidas de mi novio… Fue un detalle que, pese a lo forzado de la posición, se inclinara sobre mi propia polla para devolverme el gesto… Algún rato después, que nadie sería capaz de cronometrar, tres cuerpos exhaustos y desnudos descansaban sudorosos sobre la cama… Antes de cerrar los ojos, por el cansancio, abrazado por mi novio, con la cabeza del joven desconocido apoyada en mi pecho, mientras le acariciaba el pelo, aún tuve tiempo de susurrarle: “¡Vuelve cuando quieras, los tríos son como un TETRIS, quedan muchas formas aún en la que encajar tres piezas….!”

A la mañana siguiente mi novio se fue de excursión con unos amigos al campo… yo no pude ir porque, en el desayuno, perdí a piedra, papel o tijera con él. El motivo del reto era que se nos había estropeado la lavadora, y el técnico, después de meses insistiéndole, sólo podría venir esa mañana, por lo que uno de los dos se tenía que quedar de guardia… Después de despedir a mi novio, eran apenas las seis de la mañana, ya que la caminata iba a ser larga, esperaba, con apenas una luz de la cocina encendida, a que subiera el café mientras mirba de reojo a la lavadora muerta, maldiciéndola por mi desgracia… ¡Es lo que pasa por comprar electrodoméstios de marcas raras y baratungas! –pensé- y entonces caí en la cuenta de que no sabía ni de qué coño de marca era la puta lavadora… me acerqué y miré, un pequeño logotipo con unas letras que decían: “EBRETHSEN, ING.” ¡Lo que yo decía, de marca desconocida!

Eran las doce del mediodía y yo temiendo que no viniera el técnico, cuando llamaron a la puerta… ¡Madre mía, con el técnico, estaba como un queso de bola! No pude evitar una mirada furtiva… ¿Os habéis fijado que todos los uniformes de empresa, especialmente los monos de trabajo, realzan el paquete? Una de dos, o los curritos son todos unos superdotados o en sus empresas les dan dos tallas menos… Le llevé a la cocina, mientras hablaba de cosas banales, le presenté a la difunta lavadora y me fui al salón a ver la tele, tampoco era plan de estar encima suya mientras arreglaba la lavadora, que siempre he pensado que eso es como de ser desconfiados… Poco tiempo después, unos gritos desde la cocina me llamaban: “¡Señor, señor, esto ya está listo!”

Fui a la cocina, y allí estaba el técnico, de pie, apoyado en la lavadora y sudando la gota gorda… “¿Y qué le pasaba?” –le pregunté. Él me respondió: “Que estas lavadoras son muy buenas, sabe usted, que son de marca noruega, pero cuando se calientan demasiadodijo estas palabras manoseándose de forma evidente, casi obscena, diría yo, el paquete que le hacía el mono- se suelen acelerar en el centrigugado…sabe usted, y eso, a la larga, quema mucho…” Sin saber ni cómo, ni por qué, y con la lavadora puesta, centrifugando, para demostrarme que decía verdad, el técnico de EBRETHSEN, ING. me estaba follando sobre la encimera de la cocina… Sólo recuerdo una cosa, que pese a la encimera, no sabría decir de donde venía el traqueteo que tanto placer me proporcionaba, si de la lavadora, o del técnico homologado…


Luego, por la tarde, que aún mi novio no había regresado de la excursión, había quedado para tomar un café con un amigo mío, que es mago, aunque él la magia la hace sobre el teclado, diariamente, en su blog…. Me encanta el juego de la seducción, y quería llevarle a mi terreno, para lo cual bastaría una buena conversación (cosa que los dos nos encanta….); fuimos paseando con la palabra por nuestras aficiones y debilidades, acompañados con una copa de vino tinto, bueno, él, que yo no distingo un vino de cartón de uno de reserva, soy más de cerveza… Un toque descuidado sobre mi muslo, ya que estábamos sentados uno al lado del otro y ¡ya estaba la magia hecha! Se produjo el momento en que se hacen silencio las palabras, pero no de miradas, que lo decían todo, seguido de un acercamiento de labios, tímido al principio y profundo luego. Un abrazo de esos que comunican más que las palabras, las manos que se deslizaban poco a poco por la espalda, por el cuello, por la cabeza. Sin palabras nos fuimos recostando uno sobre el otro, y ya no pudimos resistir a abrir botones, a besarnos el pecho, el ombligo, y tropezar con al primer botón de los vaqueros.

Me sentía deseado y deseante. Y dejé que mi cuerpo con todas sus terminales nerviosas, con toda su adrenalina, serotonina y demás hormonas, fuera gritando lo que deseaba y que se le hiciera lo que quisiera. Muchas horas de placer intenso, de entrega, de comunicación perfecta... hasta que rendidos nos quedamos dormidos, abrazados, sin prisas... y al despertar con una cara de satisfacción que no nos pudiera quitar ningún cirujano plástico…. Café, tostadas y zumo de naranja. No era un desayuno, con todo, quizás una merienda… Más palabras y más coincidencias. Y antes de separarnos, pues él se iba a ZARAGOZA, un conjuro de su parte para que, aunque esa noche no se volviera a repetir, quedase guardada en ese lugar donde se atesoran las vivencias más caras de la vida. Y otro, para que no se hiciera daño a nadie (yo creo que lo decía por mi novio, y yo le suavicé el remordimiento, le dije, entre burlón y serio: “No… ¡Si la pena de no haber estado presente, es que no ha podido disfrutar de tu varita mágica!”) Porque os dije antes que MERLÍN es mago, ¿verdad?

Sabéis que odio los gimnasios y que no concibo hacer deporte simplemente porque sí… pero la barriguita cervecera propia de los hombres habia comenzado a pasar de “graciosa” a “aberrante  motivo por el que mi novio me amenazó,  so pena de “darme acta de repudio”, a que al menos hiciera algo de gimnasio… Pero entre el trabajo, y el trajín follador que me traigo estos días, no era cuestión de que mi novio llegase de la excursión y me viera, allí, desnudo, tirado en la cama, con una lata de cerveza apoyada en el buche, fumándome un cigarro y recreándome… ¡Tenía tanto que recordar! Así que me vestí de mala gana y me fui al gimnasio, ciertamente que sólo faltaba media hora para que cerrara el gimnasio, pero para hacer un poco de bici y llegar a casa después que mi novio me bastaba… Después, y eso que yo soy de lo más puritano para estas cosas (recordad que en la sauna me desnudo empotrado contra la taquilla), decidí darme una ducha… no por el sudor, si no porque seguro que el técnico de BRETHSEN, ING de la lavadora me había dejado algún tiznón de grasa en algún sitio que no me veía… y no era cosa de que mi novio pensara que me había vengado de él por irse de excursión sin mí, dejándome follar por el técnico de la lavadora

    ¡Andrés!, ¿Tú por aquí? ¡Qué maravilla! No veas lo que me alegra de encontrarte por aquí, tío – El que hablaba era ROBERTOTE, que no le llamaba así porque fuera un armario empotrado de dos puertas, o un brutote, sino porque ese es el nick por el que le conocí en internet… Y si os preguntáis cómo me reconoció fue por un desliz mío, de otro día que decidí ducharme (y es que como os conté, yo es poner un pie en un plato ducha y aquello se me levanta con vida propia), y claro, no debe de ser muy normal esta reacción, o yo soy un bocazas contando lo que no debo en el blog, pero la única vez que me duché en el gimnasio, mi compañero de ducha exclamó: “¡Andrés!” y yo dije “¿De qué?” y él señalando mi erección dijo “¡Por eso!” y tuve que rendirme a la evidencia y me delaté… (Seguro que GOBBLIN hubiese descubierto antes la identidad secreta de SPIDERMAN si hubiese estado más atento a sus erecciones, digo yo…)

Yo estaba absorto en mis cavilaciones, pero ROBERTOTE seguía hablando

Veo que haces honor a que en la ducha la pinga se te pone tiesa como un garrote. ¡Qué cosa más rica, pordiós! Mmmmmmhhh, te la comería ahora mismo, cacho cabrón. –Ahora mis ausentes neuronas empezaron a prestarle atención, y se alinearon todas a una para bombear más sangre a mi erección y para que mi cerebro coordinara la siguiente respuesta ¡qué listas son mis neuronas cuándo quieren…!

Pues es toda tuya, ROBERTORTE...

¡Joder, mmmmmhhhh, qué maravilla! Pero… ¿Podrías antes hacerme el favor de cerrar el grifo? Yo es que antes que follador, soy muy ecologista

Al momento, me apoyé de pie contra la pared, abierto de piernas y brazos. ROBERTOTE se puso de rodillas sobre el suelo húmedo y empezó a chuparme gustosamente mi miembro prodigioso (Nota de la redacción: ¡Anda ya, ya será menos…! Que conste que es el relato de ROBERTOTE, no mío).  Con sus brazos me rodeó las caderas y alcanzó a agarrarme las turgentes nalgas, que acariciaba a la vez que aprovechaba para meterme los dedos por la vía gloriosa que las separaba.

¡Qué rica, Andrés,… qué rica, Andrés…,  qué rica te sabe la pinga! —Su lengua lamía y relamía todo mi suculento miembro viril andresiano, y se paraba a juguetear con mi frenillo y luego, bajando hasta los cojones, deslizó también su lengua por toda la superficie del escroto. Abrió entonces sus labios para introducirse mi manzana del paraíso en su cavidad bucal, para luego liberarla con un sonoro beso, una y otra vez. En un momento dado, ROBERTOTE se dio la vuelta y se agachó bajo mi cuerpo, como si fuera un mecánico que fuera a inspeccionar mis bajos. Inmediatamete empezó a darme mordisquitos a la parte trasera de los cojones y a relamer y besarme todo el perineo.

¡Qué maravilla de culo tienes, Andrés!, estaría comiéndotelo todo el rato. Mira… -dijo poniendo el dedo en una pequeña cicatriz, a modo de pequeña oquedad, justo entre la espalda y el nacimiento de la raja del culo- y ahí es donde tenías alojado a tu proto-hermano ¡Qué ricura!

ROBERTOTE se puso de pie y abrazándome desde atrás empezó a meter su nariz entre mi cabello húmedo mientras frotaba con fuerza sus brazos contra los míos. Y, mientras juntaba su pelvis contra mi culo, arremetiendo con su pinga también tiesa contra mis hermosos glúteos, y no paraba de exclamar:

¡Qué bien te huele la cabeza, que parece ungida de azahar! -(Nota de la redacción: Por si alguno se pregunta cuál es mi colonia actual, os diré que se llama VIENTO, que es de marca la pava y que fue regalo de una amiga mía)- ¡Qué bien te huele, qué bien te huele, que parece que tienes un jardín por cabellera!

Y, tras haberme besado y lamido incontables veces toda la espalda mojada, me pegó un leve mordisco en una oreja y, al tiempo que me giraba con sus poderosos brazos, poniéndome frente a sí, me susurró:

¿Qué tal si nos hacemos unas pajas, machito lindo?

Juntamos, como accionados por un resorte, cara a cara nuestros cuerpos, mientras cada uno tomaba posesión de la pinga del otro, y empezamos a darles unos buenos frotamientos a aquellas ya de por sí agitadas vergas. De vez en cuando nos besabámos vehementemente, juntando nuetras ardientes bocas, y aproximando también nuestras pingas, en un frottage común. Un rato después, nuestros dos cañones descargaron a unísono todo su contenido, como dos géiseres gemelos, mientras gemíamos de placer. A ROBERTOTE, con todo, le escuché decir entre los gemidos algo que me sacó de quicio:

¿Nos echamos otra?

¿Otra? — Contesté indignado mientras me dirigía a la salida de las ducha- Esa otra -remarqué mis palabras- te la tendrás que hacer tu sólo, hijoputa, que una cosa es fantasear y otra abusar. Que hay que ver el trabajo que me dáis entre todos, manada de cabrones, que esto no es vivir (bueno, sí, pero ya se sabe, el caso es quejarse)…

Llegué a casa más tarde de la media hora de gimnasio que había calculado… ¡Claro, con el entretenimiento de ROBERTOTE no contaba! Y mi novio me había mandado un SMS diciendo que él y sus amigos habían decidido acampar… Casi me iba a la cama cuando llegó otro SMS, se trataba de ÁNGEL que me decía que llegaría al día siguiente de viaje a GRANADA y quería verme. Con ese pensmaiento me acosté… ¡qué grande se me hace siempre la cama cuando mi novio no está! ¡y encima, cuando duermo sin él tengo pesadillas, no me acostumbro!

A ÁNGEL le fascinaba la cultura árabe. Sobre todo, tenía fascinación por aquellos árabes españoles de cuya cultura infinita todavía sigue amamantándose este país. Le encantaba nuestra arquitectura civil y religiosa, siempre perdida entre jardines y fuentes. Le encantaban las monedas con sus signos plateados. Y le encantaban morbosamente esos descendientes andalusíes de nuestra GRANADA de ensueño.

Le recibí en la estación de autobuses después de un largo viaje desde su ciudad colgada por los mismos árabes entre riscos y callejas oscuras donde, introduciéndose uno por pequeñas puertas, todavía -dice- se pueden contemplar las caricias de antiguos amantes. Por el camino, quizás rompiendo el hielo, me dijo que me imaginaba más o menos como un chaval de su misma edad, mediana estatura, de suave piel de color morena. Un típico granadino de piernas fuertes, mirada cariñosa y provocativos labios. Torso bien formado en una normalidad musculada y manos firmes que apretaron las suyas mientras acercaba mi rostro  decorado con mi semirapada barbita de unos días para más eróticos los besos...  y mi perfume de azahar de una masculinidad erotizante. Según advertí, de reojo, conseguí empalmarle allí mismo.

Ya en casa, mientras le invitaba a una cerveza, ocupé libremente mi lugar en el sofá sentándome sobre una de mis mismas piernas. Yo no me había dado cuenta, pero al parecer, según me dijo luego,  por la entrepierna de mis pantalones cortos  se  me podía ver un huevo… Claro, por eso no entendí entonces como la erección de mi invitado se hacía tan evidente. En un momento dado, ÁNGEL, necesitó ir al baño... aquello no era más que una excusa para disimular su calentón. Lo acompañé hasta el baño y me hice, a posta, el remolón mientras le observaba mear desde la puerta.... Entonces tuve una ocurrencia de las mías… Me bajé los pantalones mientras le empujaba haciéndome un hueco para mear con él. Aquello era impresionante. Nunca un tío me había provocada de semejante forma.

No pudo evitarlo y se quedó mirando mi polla mientras que con un empujón le lancé dentro del plato de ducha. En un ataque lujurioso, le arranqué cada prenda de su cuerpo mientras un agua árabe manaba de los grifos dorados. Se lanzó a comerme la polla bajo el chochoflo de la ducha. No pude reprimir mis deseos y entré en él en como si él fuera mi  Alambra particular, en una especie de baño turco de vapores infinitos. Quizás nunca imaginó que la fuente de los leones granadinos era otra cosa... pero seguro que, desde entonces,  cada vez que resuene GRANADA en sus oídos, recuerde aquel baño donde aquel granaino le penetró con tanto ahínco.

Acompañé a ÁNGEL a la estación de autobuses, y cuando regresé a casa mi novio, por fin había llegado, estaba en el sofá, con el pelo mojado, evidente que se acababa de duchar ¡dos días en el campo haciendo no se qué con sus amigos, normal!, en cuanto entré en el salón, me saludó, se sonrió picaramente y dándole la vuelta a la pantalla del ordenador me dijo:


“¿Se puede saber qué es esto?”

Me incliné sobre el ordenador (era evidente que estaba leyendo mi hotmail, inconvenientes de la vida en común, que nos sabemos las contraseñas de todo) y leí el siguiente mensaje:

Hace mucho tiempo que sé que te gusto, más del que tú te imaginas, sí, me dirás que soy ingenuo, que si no me doy cuenta de las miradas que me lanzas...y tanto que me doy cuenta, pero me dejo hacer, dejo que me busques con la mirada y yo reacciono de forma pueril, pero en realidad me gustas y quiero mucho más de ti, pero voy tejiendo mi tela de araña poco a poco, y cuando quieras darte cuenta, estarás en mis redes.

Sé que me ves angelical, como una figura de porcelana, y el día que caigas en mis manos sabrás todo de mi, y cómo me gustan las cosas… ¿Te gustan las fresas? ¿Y el hielo? a mi me encantan, y puedes imaginarte cómo… ¿Y el chocolate? Soy muy goloso, ya lo ves. Pero, por el momento, dejaré que te sigas acercando y me sigas observando lentamente, yo, por mi parte, te daré una de cal y una de arena, hasta que considere que es el momento de entrar en acción, y tú quedarás sorprendido porque aunque sea tu fantasía, nunca hubieras esperado eso de mi.

Miré el remitente del correo, DAVICHINI, y entonces, devolviéndole la sonrisa a mi novio le dije: “¿Y tú que te crees? ¡Yo también puedo tener mis sesiones de porno virtual y cibernético! ¡No te jode!”

 
A la mañana siguiente, hice mi ritual de siempre para despertarme: Café, cigarro y computadora… mientras me despierto, lo del primer cigarro mañanero es un tópico, y el café hace su efecto me gusta leer los blogs, comentar un poco y revisar el correo. Tenía un e-mail… lo leí enseguida por la ilusión que me hacen, aunque en seguida su texto delató a su autor, por una pequeña contraseña que sólo él y yo conocemos ¿lo adivináis?:

Pero si te imaginase te veo gimiendo suavemente mientras te muerdes el labio inferior, la mano derecha sujetándote los pantalones mientras con la iZquierda te apoyas en la pared, con el culo en pompa y los ojos entreabiertos mientras otro ojo también se te abre.

Aquel día el trabajo se me pasó muy deprisa, con la ilusión, y es que pedí estar de turno de mañanas porque por la tarde venía ZOWI, uno de los blogueros más adelantados, pese a que le considero, como el maestro de KUN-FÚ, mi discípulo más aventajado, y había que enseñarle GRANADA y todo eso… que sólo disponía de aquella tarde, la noche y el día siguiente. A las tres en punto, conforme lo acordado, mi novio y él me esperaban a la salida del trabajo (ya que mi novio se ofreció gustosamente a ir a recogerlo a la estación de autobuses) ¡Y lo que me mosquea que vaya a recibir a la gente antes que yo, mientras trabajo….! Para las ocho de la tarde ya estábamos reventados. Habíamos estado todo el día recorriendo Granada. ZOWI, mi novio y yo, los tres. El calor no nos dió tregua, a pesar de que el otoño ya había comenzado hacía días. Al menos en el calendario. Porque los árboles no se habían enterado todavía. Ahí seguían, plagados de hojas, orgullosos y despistados, dándonos su gratificante sombra. Mi novio y yo como si nada, pero el chico de los ahora madriles, su nueva residencia, no estaba acostumbrado a estos calores, que estaba más chuchurrío que nuestra única maceta… Cuando llegamos a casa por fin pudimos descansar algo. Nos tomamos unas cervezas. Frías, muy frías. Y cenamos. No paramos de hablar de todo, de lo humano y de lo divino. Nada resultó forzado. Como si nos conociéramos desde hace años. No nos sentimos en ningún momento como extraños. Una auténtica gozada.

ZOWI resultó ser tal y como yo le imaginaba. Divertido, elocuente, inteligente... Y guapo. Durante la cena y la larga sobremesa posterior seguimos bebiendo. Y charlando. Y riendo. La noche iba avanzando y el alcohol empezaba a hacer su efecto con ZOWI. Él me miraba mientras hablaba y no pudo evitar empezar a sentir cierta excitación. La excitación fué creciendo durante la noche. Tampoco pudo evitar tener una tremenda erección. Él intentaba que no se notara demasiado, pero tengo mucha experiencia observando como para no darme cuenta de ello. Alrededor de las dos de la noche decidimos irnos a dormir. Riéndome cómplicemente,  acompañé a ZOWI a la habitación de invitados. Mi novio se quedó recogiendo la mesa. No es que estuviera totalmente borracho, pero ya no controlaba demasiado sus movimientos. Le desnudé. Completamente. Y su erección seguia allí. El alcohol no había podido con la excitación que le producía tenerme tan cerca. Los veinte centimetros de su polla (a ojo de buen cubero) habían quedado, por fin, liberados de la presion de su pantalón.  Le miré la polla, para qué negarlo, si estaba casi a mi merced, pero fui bueno, esbocé una media sonrisa pícara, le di las buenas noches con un casto beso en la frente y me marché a la cocina. Él se quedó dormido, allí, casi en seguida.

Debían haber pasado algo asi como tres o cuatro horas cuando cuando unos pasos se deslizaban en la habitación de invitados. Era evidente que nuestro invitado se hacía el dormido, puede que aún bajo los efectos del alcohol, pero ya estaba razonablemente consciente, le delataba el parpadeo de sus ojos cerrados. Seguia desnudo en la cama. Y le delataba que su polla empezara a crecer rápidamente. Se le puso durísima. Nuestros pasos pararon. Él sabía que algo iba a suceder. Su polla latía nerviosa. Por el otro lado de la cama se sintieron otros pasos, los de mi novio, que para este tipo de cosas siempre somos cómplices. Él seguía con los ojos cerrados. Aparentando que no se había enterado de los misteriosos movimientos. Pero su polla le delataba. El cerco de líquido preseminal que había atravesado las sábanas, no dejaba lugar a dudas. Nuestras respiraciones se acercaron insinuantes a sus espaldas, en la oscuridad, y todos nos excitamos a una. Aunque él seguia inmóvil. Y sin tocarlo en ningun momento, ayudado sólo por el ligero roce de las sábanas, y nuestros dedos, apenas las yemas, sobre su erección, se corrió. Y entonces no puedo evitar emitir un gemido. Sólo uno. No contaré aquí lo que sucedió después. Sólo puedo decir que siempre pensé que lo de la doble penetración era cosa sólo del porno, pero no, es posible, se puede hacer… ahora la duda es ¿Quiénes con quién? Pero eso es algo que tendréis que responder vosotros, conforme vengáis a GRANADA, que al final, nadie ha dispuesto de ver la ALHAMBRA.