AYER ME TOCABA "EL SILLÓN DE LA PACIENCIA"


Ya os he hablado en alguna ocasión de mi PTI (Púrpura Trombocitopénica Idiopática), una enfermedad consistente en una destrucción acelerada de las plaquetas (lo que puede comportar importantes problemas hemorrágicos), en mi caso no tan idiopática (en medicina, esto significa, “sin causa conocida”) ya que se sabe que es mi bazo el que destruye las plaquetas, aunque sigue siendo idiopática la causa por la que el bazo se comporta de esta manera… Esto hace que, después de las pertinentes pruebas para saber lo que me estaba pasando, y siendo en los adultos una dolencia crónica, a partir de ahora –mejor dicho desde hace cuatro años ya- (salvo que todo revierta a la normalidad de forma espontánea, es decir, de forma nuevamente idiopática) estoy sometido a analíticas mensuales para saber mi recuento plaquetario, y cuando la cifra se acerca a 20.000 (momento en que la ausencia de plaquetas ya puede ser grave –mis picos más bajos han sido 7.000 y 11.000, cifras en las que te puede dar un derrame cerebral espontáneo y todo) me administran en el HOSPITAL DE DÍA unos sueros llamados GAMMAGLOBULINA, que ayudan a que las plaquetas no se destruyan con tanta velocidad, y más o menos me mantengo en una cifra de unas 60.000 (que no es, ni de lejos, lo normal, que lo normal es de 125.000 a 325.000 plaquetas) al menos las justas para controlar el riesgo de una hemorragia grave….

Como ya le dije a mi madre, en su día (¡ya sabéis lo que se preocupan las madres por todo!) esta enfermedad, al ser crónica, no tiene más riesgo que una diabetes, que la tensión, o cualquier otra enfermedad que necesite un control más o menos rutinario… o sea, que de esto no se muere nadie, se supone, estando más o menos controlado

Ayer fue uno de esos días en los que he tenido que ir a ponerme la GAMMAGLOBULINA en el HOSPITAL DE DÍA… Y ya me pone de mala leche para lo que queda de la jornada, no lo digo por el hecho de ponerme los sueros, como coloquialmente la llamo, que al fin y al cabo es una cruz de paciencia que sobrellevo con más o menos gracia (salvo la gracia que me hace saber que, al contrario de estar sano del todo, ya estoy “tocado” de por vida), y que me hice el propósito de que la enfermedad no iba a ser el centro de mi vida, sino sólo un accesorio más (al contrario, doctores, enfermeros y pacientes se sorprenden de que me lo tome con tanto humor y guasa), tampoco me jode por el personal sanitario, que yo creo que en el HOSPITAL DE DÍA seleccionan al personal por su dedicación, cariño y afecto, ya que tratan todas las dolencias que exigen un mejor tacto en el trato de los pacientes: las quimoterapias, las radioterapias, la sangre, los cánceres, las leucemias….

… Entonces ¿Qué me pone de mala leche? ¡La Burocracia! Y es que, antes de pasar por el sillón de la paciencia, hay que: Confirmar la cita de la analítica, que te saquen la sangre, esperar tres horas los resultados, cuando llegan los resultados confirmar la otra cita, la del médico, otras tres horas para que te vea el médico, que decida si te pone o no los sueros (según resultados), esperar turno en la sala de tratamiento, y entonces ponértelos (otras tres horas más) ¿Váis llevando la cuenta? O sea que al final, para tres horas de sueros, necesitas echar allí medio día… Y es que es más duro, de verdad os lo digo, luchar con la burocracia médico-administrativa, que con la enfermedad en sí, y es que para tratar con un enfermero de ventanilla no hay paciencia que valga (bueno, salvo que seas gitano, que entonces pegas cuatro gritos cagándote en los muertos de todos los presentes, arrancas una silla de la sala de espera y estrellas una papelera, y entonces verás que pronto te atienden, oye, que eres el primero en todo…) Yo, sin ser gitano, y sin esos modos, en algún caso he tenido que esgrimir la mala follá o todavía estaría esperando mi tratamiento…

Ayer, en el trabajo, presenté el justificante de los sueros que me puse el día 5, y de los que me tenía que poner ayer, día 7, para justificar mi ausencia y que marcaran esos dos días como “propios” en el cuadrante… y resulta que, según ellos, el papel en que me los hicieron (que era una receta escrita a mano porque al administrativo se le había escacharrado el ordenador, con su firma y el sello del HOSPITAL DE DÍA) no les vale para justificarlo, por lo que después de la tortura he tenido que decirle al administrativo, que ya sí le funcionaba el ordenador, que me hiciera dos justificantes nuevos… Que ahora que caigo, ya que estamos tan digitalizados para todo, esto de los justificantes se ha quedado también arcaico… deberian ser más eficaces unas bonitas fotos hechas con el móvil, para demostrarles que me he puesto los sueros (hombre, mandar a un inspector de la MUTUA al HOSPITAL DE DÍA, a ver si es verdad que estoy allí, ya es mucho pedir), o mejor todavía (aunque no tengo IPHONE, mi móvil acepta las videollamadas) pues que me video-llamen y les hago una panorámica de la sala de tratamiento… ¡no te jode!

Hoy el enfermero, al entrar en la sala, ha dicho con sorna: “¡Qué ganas tengo de entrar un dia y no veros a ninguno!”… Un chico que estaba dos asientos más allá que el mío (unos 40 años, un cáncer desde hace 8, aunque bajo control) le ha respondido: “¡Eso será porque sois muy buenos, y nos habéis curado a todos, o muy malos, y nos habéis matado a todos!”, y una señora mayor, justo a mi lado (74 años, poniéndose hierro y sangre por una anemia severa) ha apostillado: “¡Más bien será por lo segundo, que la habremos espichado todos!” y entonces yo (37 años, una Púrpura…. es por seguir los historiales) le he regañado a la señora diciéndole: “¡Señora, por Dios, no diga eso en estos sitios!”, y todos nos hemos reído mucho… al menos, dentro de lo que cabe, nos tomamos las cosas con sentido del humor, pacientes y personal sanitario, y creedme, eso es más de lo que la medicina pueda hacer por nosotros….