Hay un chiste de un forastero que llega, por cuestiones de trabajo, nuevo a un pueblo, y después de instalarse se le ocurre la idea, para comenzar a conocer gente, de irse a la tasca del pueblo a tomarse un café. Estando allí, con su café, uno de los paisanos se le acerca y se le presenta. Cuando él dice que es nuevo en el pueblo, el paisano le dice: “Pues tenga usted cuidado, que en este pueblo la gente es muy mala y mu cabrona, como te pillen en algo, te ponen un mote y eso ya es para siempre…” a lo que el forastero le responde: “Ya lo sé, ya me habían prevenido al respecto”. Cuando el forastero decide irse y hace ademán de sacar su cartera para pagar el café, el paisano le dice: “Deje, deje… le invito yo…” y a continuación le dice al camarero: “¡PEPE, no le cobres este café, que al PREVENÍO ya le invito yo…!”
Y es que, este fenómeno de los motes en los pueblos no deja de ser curioso, que te pierdes buscando a alguien en un pueblo y preguntas a un paisano por “D. ANTONIO PÉREZ GORDILLO” y seguro que a nadie le suena, pero si preguntas por “ANTONIO, el FOLLATRUCHAS” seguro que todo el mundo sabe donde vive… Según he estado leyendo en un artículo sobre el tema, teniendo en cuenta que los pueblos son tan pequeños, y suelen ser familiarmente endogámicos, abundan los nombres y los apellidos repetidos entre sus habitantes, de ahí la necesidad, por ejemplo, de distinguir a un GÓMEZ de otro GOMEZ, y seguramente, ambos serán primos… por eso se impone la necesidad del apodo o del mote. Además este artículo destaca que mientras que el APODO hace referencia a este afán de distinguir y suele ser como la marca de un clan concreto, el MOTE suele ser de origen peyorativo, aunque no por eso pierde menos riqueza… de esta manera podemos referirnos, en un pueblo a “LOS MATAPERAS” para referirnos a toda una familia, o decir “EL MATAPERA PADRE” para referirnos al padre de familia (que también hay que distinguir unos MATAPERAS de otros).
Una vez pregunté, a mis abuelos, por el mote familiar, teniendo en cuenta que ambos eran de pueblo, aunque vivían desde hace muchos años en GRANADA capital. Mi abuela no supo decirme nada de su familia, pero mi abuelo sí. Al parecer, su abuelo, a la sazón mi tatarabuelo, debía llevar la comida, todos los días, a su padre que estaba trabajando en el campo. Como sabéis la comida típica veraniega en ANDALUCÍA es el gazpacho, y llegado el verano, ésta era a comida que el pobre chiquillo tenía que llevar a su padre, desde el pueblo hasta las afueras, al campo. El caso es que –yo no sé si porque eran pobres de necesidad, o simplemente mi tatarabuela, la madre del chiquillo era tonta (me decantaré por la primera opción por no faltar a la pobre mujer)- su pobre madre no tenía más ocurrencia que mandar al chiquillo al campo, con el gazpacho servido en un plato hondo… y el pobre niño tenía que ir del pueblo al campo, a pasitos muy cortos, llevando su frágil gazpacho en semejante recipiente… la gente del pueblo, al verlo pasar, empezó a hacer la gracia de decir: “¡Mira, por ahí viene el GAZPACHO!” así que imaginaros el mote que se le quedó a la familia de mi abuelo en el pueblo, pues eso, LOS GAZPACHO…
Y descubro, una lista de los motes de los taxistas de GRANADA, en una curiosa recopilación que se supone hecha por alguien del gremio, por lo que conoce del tema, así tenemos, según su testimonio al BLANCANIEVES (porque en verdad es negro, siendo su anterior mote, que no llegó a cuajar el CARBONILLAS), el COPLAS (porque siempre va cantando en el taxi), el ACELGAS (porque al terminar el turno está tan quemado que amarillea y se le pone la cara verde), el VEINTE DUROS (porque su licencia es la número cien), el SEPELIOS (el que realiza los turnos de madrugada al cementerio), el CABEZACIRIO (porque está calvo y además es testigo de JEHOVÁ), el 25 HORAS (porque el día se le queda pequeño para todo lo que quiere trabajar), la MARISCOS (que es travesti y actúa en un cabaret en sus ratos libres), el MALOS MODOS (que sería algo así como decir el MALAFOLLÁ lisa y llanamente)… y es que como podréis ver, en esto de los motes, la creatividad y el buen humor están a la orden del día…
Y que no nos olvidemos que, de esto de los motes, no se libran ni los personajes famosos, que aquí en GRANADA, nuestro alcalde lleva a gala, por el coñazo que nos da con obras inútiles, el ganarse a pulso el mote de el ROTONDEITOR, por su afán de hacer rotondas, mientras que nuestro Señor Arzobispo, es conocido –será por el color de la vestimenta episcopal, y por ciertas lecturas “en femenino” del apodo que fácilmente os podréis imaginar- como la FRESITA, aunque como bien me notó ÁNGEL COLLIGE ROSAS en un comentario “¡qué gordo se está poniendo!” que lo vamos a tener que llamar ya mismo el FRESÓN (aunque el masculino le quite gracia al mote actual); y a nuestro recientemente fallecido ex alcalde GABRIEL DIAZ BERBEL, con todo cariño, todo el mundo lo conocía por su sobrenombre de el KIKI (que es como se llama en ANDALUCÍA a las coletas de las niñas, todo parece ser porque de niño era muy rubito con tirabuzones).
Y creo recordar, que en un comentario a alguno de vosotros, creo que fue a ZETA, reconocí que un profesor de gimnasia que tuvimos en el colegio, llamado D. LEÓN que daba unas voces que acojonaba, tuvo la feliz ocurrencia, para rescatar a los niños del sempiterno fútbol y a las niñas del quema, o balón prisionero, de darnos una clase práctica (¡sólo una!) sobre el reglamento del balonmano, y a continuación nos apuntó a todos y a cada uno de nosotros, sin excepción, y por cojones, a una liguilla inter-escolar de balonmano… He de decir que me libré pronto de jugar, no de la asignatura, que era impepinable, sino porque como la PUTA MADRE NATURALEZA me ha dotado de un sistema nervioso reflejo nulo, es decir que no tengo reflejos ningunos (cuando alguien me lanza algo al vuelo, directamente opto por no cogerlo, y esperar que caiga a mis pies), pues la conclusión es evidente ¿os imagináis coger la pelotita del balonmano con las manos al vuelo? y el tío se pasaba todo el partido, corriendo por la banda, gritándome con las venas del cuello que se le iban a salir: “¡MANOS DE CLOROFORMO! ¿Es que no vas a coger una puta pelota nunca?” Lo cierto es que escapé bien, que MANOS DE CLOROFORMO era un mote más que aceptable, teniendo en cuenta que me podían haber llamado cosas peores…
Y vosotros… ¿Habeís padecido alguna vez algún mote o apodo familiar, o personal y/o intransferible?