Pan del Cielo

¿Quién, en alguna ocasión, no ha ido a la celebración de una Primera Comunión?
Generalmente, a mí estas celebraciones me han parecido una poco "coñazo" toda la vida, no por la celebración en sí, sino por todo lo que ello conlleva: comilonas, encuentros soporíferos familiares, cariñitos a unos niños engreidos e insoportables que endiosados se creen el centro de este mundo... y, al fin, el atraco a mano armada que suponen los regalos de comunión. Porque, ir a una comunión es como pagar la letra de la hipoteca. Al menos, yo, en las últimas comuniones a las que he asistido, me he visto asaltado en toda regla... además de tener que soportar unas formalidades insufribles para cualquier mortal. Eso sí... me he negado a ponerme traje y corbata... porque después de ver a mis primos vestidos de semejante atuendo, he pensado morir por la falta de estética que ante mis ojos se ha exhibido. Además, yo sólamente me pongo traje y corbata cuando Isra me invita a una de sus fiestas, cuando Pimfito me invita a sus celebraciones, Andrés me invita a Pachá o Zowi a tomar una copa en Chueca... jajaj!... Y me niego a calzarme bien calzado -engalanando mi cuerpo- para una celebración tan vulgar.
Así es que, mi última comunión ha supuesto para mí una discusión con mi madre, que además de obligarme a afeitarme para el acontecimiento -yo me afeito únicamente dos veces en semana y en los días predeterminados en el calendario, toda vez que no soy tan peludo como para afeitarme diariamente-, pretendía que me pusiera el mejor de mis trajes para celebrar semejante fiesta-chusma-familiar. Eso sí... en uno de los mejores restaurantes de la A-III.
De eso nada. Para ese acontecimiento, yo me he puesto uno de mis mejores ejemplares vaqueros -de aquellos que no me aprietan en los huevos, porque ¡hay que tener los huevos enormes para enfrentar una celebración de este tipo!- y una de mis camisas floreadas, que me entantan por sus colores.
Y... he aquí que al llegar al famoso restaurante -uno de esos pretenciosos que ahora se han puesto de moda por la zona- me he encontrado a mi familia vestidos como loros y... ¡a mis primos!... a mis primos vetidos como marujos... ¡ay virgen santa! ¡virgen pura! ¡qué compendio de cosas extraordinarias!... ¡virgen santísima del Rosario!. Así es que, yo he bajado de mi cochazo, vaquero en piernas y camisa semiabierta, mientras todos los pájaros floridos me observaban con placer... ¡cósas de Ángel!, pensaban las aves.


Después de saludos varios he repartido los besos oportunos. Y es que yo soy muy besucón y beso a mis primas, a mis primos, a las novias de mis primos y sobre todo a los NOVIOS de mis primas (¡como están los novios! ¡pedazo cabronas!... ¡Eso son novios!) en un ritual al cual ya les tengo acostumbrados pues después de besar la primera vez a mis Primos Políticos (dícese a los NOVIOS de mis primas) éstos ya lo asumen con tanta naturalidad que ya me dan unos abrazos y unos achuchones infinitos... y ¡es que hay que ver lo pronto que se acostumbra un hombre a los besos y a los arrumacos! ¿seremos todos en el fondo gays deseosos de amores masculinos?.
El caso es que, como no podía ser de otra forma, me han sentado con mi familia más juvenil... y claro! yo no he podido evitar (¡cabrón!) hacer las oportunas observaciones sobre la "elegancia" de mis primos, que lucían trajes de Empori Armani y marcas semejantes... Así es que, cuando alguien me ha hecho alguna apreciación "inocente" sobre lo bonita y original que resultaba mi camisa, les he dicho:

-¡Sí! ¿verdad? Pues es del Fáctory de Getafe y me costó 20 euros... ¿a que es muy original para un acontecimiento como el que nos ocupa?"...

Y claro! los muy cabrones, enfundados en trajes carísimos, me han mirado con "mucho amor" por el rintintín con el cual yo confesaba los hechos y les echaba en cara lo absurdo de presentarse con esos atuendos a un acontecimiento tan sin fuste como una comunión.

Y ahora viene lo mejor. Para que Zowi no me eche en cara que en mis paneles no se aprende nada y la cosa le resulte interesante, aquí le dejo estas instrucciones para la siguiente ocasión en que vaya a tomar la comunión... jajaj! ¡Zowi! ¡no me seas tan pollón!:

¿CUÁNTAS VECES SE PUEDE COMULGAR EN EL MISMO DÍA?

La norma de la Iglesia es la siguiente: "Quien haya recibido la Sagrada Comunión puede recibirla de nuevo el mismo día solamente dentro de la Celebración Eucarística en la que participe" (Canon 917).

Quien comulga por la mañana en una Misa y más tarde asiste a otra (boda, funeral... o simplemente por devoción) puede volver a comulgar una segunda vez. Lo que no es correcto es asistir por devoción a varias Misas y comulgar en todas ellas. Se trata de comulgar con fe una sola vez que comulgar varias por rutina.

CÓMO RECIBIR LA COMUNIÓN

COMULGAR EN LA BOCA

Recibir la Comunión en la boca es una costumbre introducida en la Iglesia hacia el siglo X. Hasta entonces la costumbre era recibir la Comunión en la mano. Se pensó que recibirla en la boca ponía más de relieve el respeto al Cuerpo de Cristo. La costumbre se hizo ley, y esa ley llegó hasta nuestros días.

Comulgar en la boca sigue siendo un modo digno de comulgar, pero ni es el único, ni es obligatorio. Se puede comulgar en la mano.

Cada uno puede elegir la forma de comulgar que mejor le parezca.


COMULGAR EN LA MANO

Según la Instrucción "Memoriale Dominum" promulgada por la Congregación para el Culto Divino (del 29 de Mayo de 1969) se concedía a las Conferencias Episcopales el poder pedir permiso para distribuir la Sagrada Comunión a los fieles en la mano.

La Conferencia Episcopal Española elevó la petición el 23 de Enero de 1976. La Congregación para el Culto Divino otorgó dicha autorización el 12 de Febrero de 1976 con esta respuesta: "Concedemos a España la práctica de poner el Pan consagrado en la mano de los fieles conforme a las normas de la Instrucción - Modo de administrar la Santa Comunión -" (A.A.S. 1969).


Pues eso.... ¡Nos diste el Pan del Cielo! ¡Que contiene en sí todo deleite!
Pero... ¡menudo deleite me ha producido a mí el atraco que ha supuesto esta Comunión!