Esta imagen siempre me pareció altamente excitante. La actitud de los dos hombres desnudos avivó en mi calenturienta mente un sinnúmero de historias y fantasías desde hace varios años, imaginando el porqué de esa escena que parece salir de la vida real. El impresionante Bruno parece estar cada vez más fascinado con su insinuante amigo. Y éste, a su vez, ha preferido tal vez callar dulcemente algún reparo temeroso con un simple y suave gesto de su dedo índice...invitación y preludio de algo que ya están anunciando sus falos semierectos. Toda una escena. Todo un clásico.
Desde mis más torpes incursiones en la red, esta fotografía siempre captó mi morbo. Permanece aún con todo su perturbador encanto, como sutil manifiesto de lo fuerte que puede ser la atracción entre dos varones.