COJONES


Y quien nos los vea... que los palpe!
¡Hoy estoy hasta los mismísimos cojones!
Esta palabra, tan ampliamente utilizada en Castilla, es la que mejor define el estado de mi ánimo en el día de hoy.
Ya! ya sé que la cosa es ordinaria y de mal gusto... pero si a nadie nos gusta que nos toquen los "cojones", hoy me los están tocando a base de bien. Y no precisamente como yo quisiera que me los tocaran... sino estirando de ellos hasta un extremo insoportable.
Ya es una desgracia levantarse y encontrar que el tiempo está insoportable. Bien... ¡bien!... todos sabemos que la lluvia es necesaria -según dicen los pantanos gallegos están vacíos-. Y... está bien que llueva para contentar a los pobres labriegos desesperados.
Pero uno sale de su casa caminando al trabajo y con su paraguas de vivos colores -no soporto esos paraguas negros de vieja enlutada- y sus calcetines color calabaza y se encuentra con un viento que te hiela los huesos, que te vuelca el paraguas y que te moja de arriba a abajo... ¡mal empezamos!.
Acto seguido, uno se pasa por el banco para hacer unas gestiones... y la aplicación informática no funciona. Eso después de tenerlo esperando media hora.... ¡bueeeeeeeeeno!
Uno se va camino del trabajo donde llega mojado de arriba a abajo y con el paraguas medio destartalado por el aire insufrible que nos ha empezado a castigar en este incipiente otoño. Está bien... todo sea por dios!.
Uno se sienta y se encuentra que de repente aparecen 150 personas para ser atendidas... con el insufrible mareo que ello conlleva.
Uno soporta pacientemente el muermo de "compañera" que ha repetido 7.523 veces mi nombre a lo largo de la mañana para que le mire, le eche una mano, le vea, compruebe, le explique, le diga y le asesore.... ¡todo sea el prójimo!
Pero ya... ¡lo que no soporto es que me esté rozando el vaquero durante toda la puta mañana en los cojones!.... ¡por favor! LLevo los cojones desollados.... ¿esto puede permitirse?

Y es que, esta mañana ¡ESTOY HASTA LOS COJONES!