DE LA CAÍDA DEL FOLLAJE Y OTROS FETICHES...


Supongo que serán cuestiones de la edad, porque me he dado cuenta de que tengo un nuevo fetiche sexual… a ver, me explico.

Siempre he dicho que no he sido nunca, cuando voy por la calle, o estoy en cualquier lugar, de irme fijando en “el culo” de los chicos con los que me cruzo o que me llaman la atención… no es por nada, pero es que simplemente no me suelo fijar, aparte de que siempre me ha parecido tan típico y femenino eso “los hombres miran las tetas de las mujeres y las mujeres el culo de los hombres”, yo siempre he sido más de fijarme en el paquete de los chicos con los que me cruzo por la calle, o con los que me encuentro… Es una manía (aunque no sé si debería decirlo en pasado) que tengo desde los albores del descubrimiento de mi homosexualidad… lo que merece otro comentario aparte.

Recordad que soy prehistórico, y en mis tiempos no había internet con el que saciar “las ansias de ver”, que tampoco existían CANAL + y esas cosas para otras fuentes de visionado, que he sido siempre tan cortado que he descartado y/o evitado situaciones del tipo duchas comunales, taquillas y vestuarios, sin añadir que –además- era tan bueno, casto y puro en mi adolescencia que me habría muerto de vergüenza antes de ir a comprar alguna revista porno a ningún sitio… Así, no conociendo más desnudez masculina que la propia, y sin hermanos mayores o amigos íntimos a los que recurrir, siempre me andaba interrogando, ante la visión de cualquier paquete acerca de qué sería lo que aquello tan insinuante ocultaría

En honor a la verdad, tener que conformarme sólo con la vista de los paquetes ha hecho que, con el tiempo, mejore la técnica, de tal suerte que me suele bastar ya, un rápido vistazo, para hacerme una idea de las proporciones de lo oculto, y si me apuráis, incluso de la orientación y colocación, que ya sabéis que cada cual tiene sus preferencias (hacia abajo, pegada a los huevos, hacia arriba apuntando al ombligo, o hacia derecha o izquierda, según la “carga” del pantalón) que esto de la colocación en el interior de la ropa interior, valga la rebuznancia, es todo un arte que –aunque parezca increible- ningún hombre deja al azar. Puedo decir que, a fuerza de la práctica, me he convertido en un “paquetólogo ilustrado” que podría escribir un tratado al respecto… De hecho, a mis compañeros del trabajo no les hace gracia esta habilidad mía, pues saben que los tengo a todos clasificados, y a veces, me doy cuenta, pasan de soslayo por mi lado, como evitando que su paquete quede en mi área de visión…. Aunque como ya les dije: “Aquí sólo hay uno que puede presumir” (¡Qué no lo decía por mí! Sino por otro compañero, del que las compañeras me dicen que soy un cabrón, porque desde que hice público el resultado de mis análisis, según ellas, ya no pueden hablar con él sin que se les vayan los ojos “hacia abajo”).

Pero me he dado cuenta de que, últimamente, donde más me suelo fijar es en las piernas de los chicos con los que me cruzo por la calle, o en cualquier lugar, y eso que he tenido todo el verano para ello, ahora que ya con el otoño ya mismo las bermudas, piratas y pantalones cortos tenderán a desaparecer…. y es que me he dado cuenta de cuán me ponen unas buenas piernas viriles, con su musculatura definida, unos gemelos marcados y, sobretodo, su vello, que yo siempre he dicho que el vello está para algo, no para eliminarlo metrosexualmente, que unas piernas de hombre afeitadas (salvo en el caso de los ciclistas y los nadadores profesionales) siempre me han parecido ridículas… Será quizás por ello que, últimamente, cuando me follan, prefiero que lo hagan de pie, y por la sencilla razón de que de esta manera, puedo mirar hacia abajo y ver, junto a mi par de piernas, las piernas situadas detrás de mí de mi amante, allí, tensas, viriles… y he de reconocer (¡hala, más intimidades al aire!) de que el otro día, que me apeteció una pajilla rápida, no pude sino excitarme más como cuando mirando hacia abajo, contemplaba mis propias piernas en tensión con los calzoncillos por los tobillos¡me puse como una moto!...

Claro que puede que, me acabo de acordar ahora, en vez de que tenga una nueva parafilia sexual con las piernas, simplemente es que no me he dado cuenta de la época estacional en la que nos encontramos, que si leeis mi antiguo post de EN OTOÑO SE ME ALEGRA… EL MOÑO, os daréis cuenta de que acabo de hacer, sin proponérmelo un auténtico post vintage, y es que esto ya lo conté, con otras palabras, el otoño pasado… ¿Será verdad que en OTOÑO SE ME ALEGRA EL MOÑO? ¿Y por qué me pone tan cachondo la caída del follaje, entiéndase, de las hojas secas de los árboles?...