Hace ya un tiempo... ¡Cómo si pudiera acordarme de todos mis posts, no soy capaz de recordar lo que desayuné esta mañana! Os comentaba que, entre mis perversiones privadas, estaba la de irme fijando en el paquete de todo “quisqui” con el que me cruzaba por la calle... bueno, de todo “quisqui” no, sólo de los que me entran por los ojos, el caso es que esta afición me viene de tiempos de mi adolescencia, es que yo era un pobre adolescente que recién descubría su homosexualidad, sin internet, que no existía por aquella época, y muy cortado para ir al quiosko a comprar une revista porno, así que sólo podía contentarme –para saciar mi imaginación respecto de otras pollas- figurándome lo que se ocultaba bajo los paquetes de los pantalones de los demás...
¡Si hasta le dediqué un poema y todo en mi HOMOGRAFÍA EN VERSO!
Llega, de repente, el niño a la adolescencia,
frágil barca arrastrada por los rápidos del río
que desemboca en un lago agitado y desconocido,
crece la incipiente barba del afeitar temprano,
se desarrolla la musculatura en nuevas formas,
el vello crece como césped invasor de jardín ajeno,
se templa la voz con hombríos graves tonos
y crece aquello que el blanco algodón cubre...
Me atraía esa transformación del paquete blanco
que de repente hace nacer en mí el interés
por los pantalones y vaqueros, propios y ajenos,
investigando cada bulto como un perro trufero...
Nunca puse centímetros al masculino atributo
-conversaciones de adolescentes en el instituto-
pues eran los huevos el objeto de mi obsesión
y en el descubrimiento de la propia homosexualidad
nunca me atrajo un chico por su cuerpo,
sus ojos, su rostro, su culo o sus músculos,
yo sólo miraba paquetes, pantalones todos,
que venga Freud y una explicación intente
mientras yo adivinaré, a ojo, lo que él esconde
en sus pantalones de doctor alemán de la mente.
Y digo, yo, que si la ciencia de investigar y observar los pajaritos, se llama ornitología (del griego ὄρνιθος, pájaro), la ciencia, en mi caso, de ir observando otros pajaritos, se debería llamar falología (del griego φαλλός, pene), aunque no os creáis, que al igual que los pajaritos de verdad, los pajaritos a los que yo me refiero, no suelen estar ahí, posados sin más, esperando que tú los mires, y rara vez se están quietos como para que puedas observarlos detenidamente el tiempo adecuado... No me refiero a los pajaritos que cada cual pueda tener en exclusividad, o de aquellos de los que podáis disponer en cautividad, aunque sea por unos minutos, como dice mi novio -¡Qué bonito es el amor, para veinte minutos!- sino que me refiero a los pajaritos en condiciones, los que vuelan libres y no se saben observados...
En mis observaciones os diré que, según mi experiencia, el pajarito distraido es el más difícil de observar, son muy raras y contadas las situaciones en las que podéis ver un pajarito en este tipo de situaciones... bueno, digo raro, en lo que a mí se refiere, que cada cual, en sus gimnasios, sus taquillas, sus saunas y sus vestuarios habrá visto muchos pajaritos en su vida, pero yo no me refiero a los que se ven porque “es justo y necesario” como es el caso de cualquier situación del desvestirse de la vida, me refiero a los distraidillos de verdad... En este caso me acuerdo, de mi mejor amigo de la Facultad, que en una ocasión me invitó a pasar una tarde en su casa, nos bañamos en la piscina hasta que ya caía la tarde, y al salir, que hacía más frío fuera que dentro de la piscina... mientras yo me secaba con la toalla, el tuvo la ocurrencia de quitarse el bañador y dejarse la toalla puesta, pero como yo estaba sentado en una silla, él, para seguir charlando, se sentó en el filo de la piscina con la toalla, y por aquello de que los hombres “no llevamos falda”, no tuvo la ocurrencia, o la prudencia, propia de mujeres entrenadas, de cruzar las piernas, y claro, allí sentado, pese a la toalla, todo espatarrado... ¡pues se lo estaba viendo todo...! (Además, todo muy bien puesto, y proporcionado, si me permitís la observación...)
La otra observación falológica, de un pajarito distraído, la tuve la primera noche del primer día de conocer al que luego sería y es, mi novio... y no por nada, que en aquel momento, de apenas conocernos, no había ningún tipo de intencionalidad, ni idea, ni tensión sexual de ningún tipo entre nosotros, pero como era verano, y estábamos en su casa, él se puso un pijamita de verano, de esos cortos, y dada su manía de no usar ropa interior en verano (esto lo supe mucho después claro...), pues al sentarse en su sillón, con las piernas cruzadas, en plan indio, en seguida un huevecillo travieso y la cabeza del pajarito le asomaban por la entrepierna del pijamita... Y yo venga a mirar de reojo, a una amiga nuestra, que estaba presente en ese momento también, por si ella se había dado cuenta de lo mismo que yo, aunque aparentemente fue que no... después, comentando esta anécdota con ella sigue jurándonos, años después, que ella no se percató de nada... ¡Es que la ornitología no es una ciencia para todos, ya te digo, yo, que hay que tener paciencia y saber observar...!
Luego hay otro espécimen, de los que se asoman como quien no quiere la cosa, que es el pajarito buscando guerra, que como si fuera un pájaro carpintero, se aposta delante de su madriguera, asomando la cabeza como retando a las demás aves a ver quién tiene huevos de echarle del agujerito que tanto trabajo le ha costado tallar en el árbol... esta especie de pajarito es frecuente en lugares de cruising, baños, más o menos públicos, y suele ser la mascota preferida de todo tipo de exhibicionistas que van, ciertamente, buscando guerra... Hombre, salvo en el caso del cruising, cuando lo he hecho, que se supone que una va más atento, buscando pajaritos de este tipo, por el contrario, si me los he encontrado, así tal cual, en un baño, más o menos público entonces he salido corriendo, es que yo prefiero darme el trabajo de observar los pajaritos, que un hobby es un hobby, pero no que me lo den todo hecho, sobretodo cuando no lo ando buscando...
Ya sabéis que el pajarito llamado CUCO se caracteriza porque sus huevos le importan un bledo... es decir, que pone los huevos en el nido de otros pajaritos, y cuando nace el polluelo, antes que los otros huevos, arroja éstos del nido para quedarse como hijo único, y los padres adoptivos alimentando un pajarito que no es suyo, y que a veces ¡hasta les dobla el tamaño!.... Este tipo de pajarito cuco, lo veo más a menudo, es fácil de observar y de encontrar, todo depende de cuán excitado esté el pajarito y cuán pequeña sea su prisión... que cuánto más pequeño el calzoncillo, por aquello de marcar más pajarito dormido, más asoma el pajarito cuando llega el momento de despertar... y es que no hay nada más embarazoso en esta vida que pájaro grande en nido pequeño....
Y luego está el que más pena me da... el pajarito aplastado, como esas pobres criaturas de la PUTA MADRE NATURALEZA, que se ven atropelladas en nuestras carreteras, que pugna por salir de la prisión de nylon, lycra, hilo o algodón, cuando no directamente neopreno, en que la hayan sometida y aplastada... Yo es que estoy por crear y fundar una ONG, de la que por supuesto, seré presidente, llamada SÁTRAPA (“SALVAD al ATRAPADO PAJARITO”), y no seáis mal pensados, que lo de sátrapa no quiere decir que me vaya a quedar con el dinero de las cuotas de mis pobres afiliados... aunque, mirándolo bien... ¿No es esa la finalidad de cualquier ONG, la de forrarse económicamente con cualquier chorrada de motivación?