PREMIO INTIMIDADES, AUNQUE YA ME QUEDEN POCAS...


Resulta que, debe de ser el otoño, y que cada vez anochece antes, lo que nos aletarga y nos invita a pasar más tiempo en el brasero, disfrutando del “dolce far niente”, o sea del “no dar palo al agua”, por lo que observo empiezan a pulular de nuevo, tras el parón estival, los premios y los memes blogueros, una forma, como cualquier otra de pasar el rato, sin grandes pretensiones y que, al menos nos ayuda a conocernos mejor... en tanto en cuanto, otra forma más “dolce” de no “far niente” como puede ser hacerse una buena pajilla, queda feo hacerlo delante de otros blogueros, y en la distancia, tampoco creo que os vaya a conocer “mejor y más a fondo (cada cual que lo interprete como quiera), así que, descartadas las opciones anteriores, picaré, y cederé a la presión mediática de este último meme que anda circulando por ahí (que en este caso me ha sido enviado por DAVICHINI, todo sea dicho de paso...)

1.- De ir quién te ha dado el premio y enlazarlo.

En este caso está chupado, ya se me ha escapado antes que se trata de DAVICHINI aunque, en este caso, mejor os dejo dicho lo que ya dije de él en mi pestaña “Observando blogs(que por cierto, hace siglos que no la actualizo, creo):

Davichini, o así se hace llamar en este mundo blogueril (¡no confundir con borreguil, eh!), es un joven cualquiera de una ciudad cualquiera (¡mentira, no es un joven cualquiera! Que se me antoja una de las personas más sensibles, delicadas, tiernas y aún demasiado joven -desconozco su edad, esto es una apreciación personal- para que el destino aún le haya preservado de ser un irónico o amargado (como algunos de nosotros, jejeje)... y tampoco Barcelona es una ciudad cualquiera...¿no?) que en HISTOREANDO nos va desgranando día a día el compás y el ritmo de su vida... de todo ello destaca su propia historia sentimental, que avanza como un junco mecido lentamente por el riachuelo con la misma lentitud y cautela que un cervatillo asustado... Una de las lecturas que más te reconciliarán con la humanidad... Davichini... ¡no cambies nunca!

2.- Otorgarle el premio a seis blogueros más.

En este caso, como ya sabéis, soy un perro para poderme a seleccionar de entre todos vosotros, que siempre me da cosa escoger, así que lo dicho, el que se sienta aludido o le guste la idea que pase, siempre estoy abierto.... que coja el premio y lo haga. Y de camino, si quiere, que se lo endilgue a doce blogueros... Pero... ¿No eran seis? ¡Claro, los seis vuestros y los seis míos!

3.- Decir cuatro cosas que me gustan y otras tantas, que me disgustan.

Me gustan:

El arroz, la pasta y los dulces... De pequeño estudié que las vacas tienen “cuatro estómagos” o si lo preferís, cuatro compartimentaciones estomacales, a saber “la panza, el libro, la redecilla y el cuajo”, en ese caso yo tengo también el estómago compartimentado en cuatro partes: “la china (la del arroz), la italiana (la de la pasta), la diabética (la de los dulces) y la ordinaria (la de todo lo demás)” con la sola salvedad de que la ordinaria se sacia con la comida normal, como cualquiera de vosotros, pero en lo que se refiere a la china, la italiana y la diabética... ¡Esas no tienen fondo, y además pueden repetir a intervalos regulares, y cada una de ellas cede su espacio a las otras dos, en caso de necesidad! Evidentemente, dada la actividad de mis cuatro compartimentaciones estomacales no pretendáis encima, que –a nivel externo- presente otro tipo de compartimentaciones abdominales, dígase, tabletas...

Me gusta mi novio ¿Por qué? Por lo rumboso. Me gusta novio ¿Por qué? Por lo celoso. Porque tiene la cara morena. Porque sabe quitarme las penas. Me gusta mi novio. ¿Por qué? Por muchas cosas. Me gusta el salero que tiene al hablar. Y cantando, riendo, llorando, mirando y besando me gusta mi novio. Y cantando, riendo, llorando, mirando y besando me gusta mi novio... Para los más avispados os diré que sí, que es verdad, lo habéis acertado, se trata del estribillo de una canción, es verdad, aunque lo otro también, que me guste me novio, quiero decir, que ya va para quince años... o sea que no voy a decir, por ejemplo, como quien no quiere la cosa, que me guste el panadero... que en entre otras cosas va a ser que no, porque la líamos....

Me gusta hacer el payaso, mi optimismo a prueba de bombas, mi sentido del humor... aunque algunas veces sea verdad, eso que dicen, del mito del payaso triste que, pese a todo, tiene que seguir haciendo reír a los demás y es que, es la única forma con la que tengo de enfrentarme a la puta vida ésta... Además el sentido del humor y el optimismo me han sacado de más situaciones difíciles de la vida, que andar por ahí encabronado y encabronando a los demás... Si con una patochada mía logro que alguien, sea conocido, amigo, compañero del trabajo, etc, etc... logre por un momento sonreír y olvidar sus propias penas, algo habremos conseguido, que en esos preciosos instantes de risa, puede que asome la esperanza...

Me gustan los hombres, me gustan los tíos... ¡Vaya novedad! Quiero decir que, respetando a cada cual, no interpretéis mis querencias como un desprecio a terceros, no me gustan los amanerados, ni las marilocas, ni los plumíferos (insisto, a efectos sexuales y de atracción física)... Y es que mucha gente confunde (homófobos principalmente) el ser homosexual con vestirse de rosa, o jugar de niño con las muñecas de tu hermana... y no entienden que un homosexual es un tío al que le gustan los tíos... punto y pelota, sin más afeminamientos añadidos, que en lo que a mí se refiere, las muñecas de mi hermana sólo me servían para arrancarles los ojos (como al NENUCO, su favorito, le vacié las cuencas de los ojos con una cucharilla de café delante de ella... fue cruel, lo sé...) ¡Es que yo de chico, en palabras de mi madre, era un poco “quemasangres” (que es la forma de mi madre de decir “un poco cabroncete”!

Me disgustan (Por seguir el mismo orden anterior):

Me disgustan las pencas (las partes duras, el tallo o troncho) de ciertas verduras, especialmente de los cardos, las acelgas y las espinacas, de las que sólo tomo las hojas, no los tallos... me disgusta el apio, y como esté presente en una ensalada, aunque sea un solo trocito fugaz, toda la ensalada, toda ella, me sabe a apio y entonces ya no la quiero, odio –en esto debo parecerme a SHINCHAN- el pimiento, pero no el verde, en los sofritos y esas cosas, que me refiero a los pimientos morrones, que sólo los tolero como adorno superficial de paellas y ensaladillas rusas, precisamente, porque al ser de adorno, se pueden retirar más fácilmente, y odio la casquería, no me invites a tripas varias, que no comeré, si acaso, exceptúo los higadillos de pollo, muy fritos, casi torreznos, y por cierto, una cosa que sólo he comido en un chino de LINARES: Callos de tiburón cocidos en salsa de soja....

Ahora me he dado cuenta que he dicho que iba a seguir el mismo orden de disgustos que lo expuesto en los gustos... ahora me tocaría decir que “no me gusta ningún hombre, más allá de mi novio”.... ¡Qué mentira más gorda...! ¡Menos mal que no es celoso! (Bueno, entre nosotros, yo creo que no es celoso porque sabe que más allá de los tríos, en los que ambos participamos, él sabe que sería incapaz de cualquier affaire sexual con alguien al margen de él, porque seguro que, llegado el caso... ¡Seguro que le daban celos! ¡Claro que a él le da mucha seguridad el saber que, para una de esas, quiero decir, lanzarme por mi cuenta, soy más cortado que una ursulina en el médico!)

Me disgusta, me jode, me saca de mis casillas la gente amargada, que precisamente por ser una amargada y ser incapaz de disfrutar de la propia vida, parece que no disfrutan, un poco, si no es jodiendo y amargando a los demás... Me disgustan los prepotentes, lo engreídos, los que miran por encima del hombro, los intolerantes, los exclusivos y excluyentes y, por supuesto, los pijos (en el plan prototipo de creído señorito) y los repelentes... Precisamente todos los que encarnan absolutamente lo contrario, a miles de kilómetros de distancia, de aquello que yo quiero ser ante el mundo, es decir, todo lo contrario...


Me disgustan las marilocas, mucho, muchísimo... Entendedme, no me refiero a las personas con pluma, amaneradas o que tienen cierto deje afeminado (nadie tiene la culpa de ser como ser y, supongo, por aquello de que “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, que a mí también se me escapará “alguna plumilla” de vez en cuando, sobre todo en mi verborrea, en mis grititos y risa, que a veces no controlo, o en mi hiper-gesticulación al hablar, como queriendo remarcar muy mucho, visual y dinámicamente, todo lo que pretendo decir)... Me refiero a los homosexuales que, a caso hecho, perpetúan la imagen de la mariloca en nuestra sociedad... Mientras haya un padre, al que su hijo de catorce años le diga “soy gay” y la imagen que se le venga a la cabeza sea la de un tío semidesnudo, montado en unas plataformas, mostrando un paquetón enorme y un culo mayor, en un tanga rosa con un casco de plumas cual vedette, y no la imagen, por ejemplo, mía un lunes por la mañana, vestido de segurata, yendo a trabajar con normalidad, creo, sinceramente, que nada habremos hecho ni por el colectivo, ni por nuestros derechos, ni lo que es peor, por ese pobre chico, al que su padre le dará una hostia, y con razón... ¡Nadie quiere semejante imagen en la vida de sus hijos!

4.- Pedir diez deseos.

¡Pedir diez deseos...! ¡Menuda utopía...! Y menos aún en los tiempos que corren... que no está el horno para bollos, la verdad... Yo ya me conformo con que se cumplan, mensualmente, mis diez deseos de cada mes:

a)   Conservar el trabajo y cobrar la nómina
b)   Pagar el agua
c)    Pagar la luz
d)   Pagar el teléfono
e)   Pagar los créditos
f)     Darnos un pequeño caprichito, mi novio y yo, si es que a, b, c, d y e, lo permiten
g)    Los cariñitos y mimitos de mi novio, que hay que conformarse con las cosas sencillas de la vida...
h)   Llegar al día 20 de cada mes, sin muchas trancas y barrancas
i)     Intentar no acostarme disgustado con nadie
j)    De la misma manera que, nadie ose tocarme mucho los huevos, que en función de todo lo anterior, no estamos para muchas tonterías, la verdad...

Ya sé que no me he puesto melodramático, ni he reclamado una vacuna contra el SIDA, ni la curación del cáncer, ni el fin de la hambruna en el cuerno de ÁFRICA, ni que no se extinga el lince, pero es que, desgraciadamente, me parece que esas no son las prioridades de nadie que esté en condiciones de atenderlas....