Amores Cibernéticos
Hay amores cibernéticos y hay amores reales. Amores cibernéticos que son aquellos que se encuentran en la red, pero pueden ser tan reales cuando finalmente uno se pone en contacto; y los reales que son aquellos que se encuentran en tu área de trabajo, la escuela, vecinos; pero pueden ser tan irreales como a veces puede ser lo cibernético. Dicho de otra forma, no importa ya lo virtual de lo real, ambos vía Internet o vía real se puede vivir una bella recompensa o un buen descalabro...
Ejemplos:
A veces nos podemos enamorar vía Internet, y aun así sin conocernos, llevar la relación a un encuentro, en vivo y gratificante... Pero también puede pasar lo contrario, y podemos caer en las manos de alguien que juegue con nosotros.
O podemos encontrar a un buen prospecto en el club deportivo y nos podemos enamorar ciegamente, y si tenemos suerte, podemos ser correspondidos; pero también se puede correr el riesgo; tal como en el Internet, al idealizar ciegamente a las personas, y caer en las manos de alguien muy cruel.
Ya sea vía Internet o vía real; a veces nos enamoramos de personas que no debemos. Pero somos más vulnerables en el Internet, aunque en la vida diaria también surja ese tipo de ceguera virtual.
Así somos todos, así es el amor; nos hace vulnerables, y a veces surge con tal fuerza que no respeta leyes, reglas, nada...
Muchas veces el amor se convierte en un amor imposible, en un amor prohibido o casi prohibido. Y aun peor, a veces se convierte en un nadar contra corriente, donde vas tú solo nadando, y en vez de recibir amor y cariño que es lo que todos buscamos, nos damos tan solo golpes contra la pared.
Ejemplo:
Dos amigos, uno que juega con otro; el que se enamoró perdidamente de su amigo cibernético, poniendo todo su corazón, y para el otro tan solo es un pasa tiempo. O el que se enamoró de su compañero del club deportivo, y el otro lo sabe, pero en vez de corresponder; tan solo saca porvecho —de cualquier cosa— menos amor.
¿Qué debemos hacer para distinguir cual enamoramiento es bueno y cual malo? ¿Cómo podemos actuar?¿Qué se puede hacer para no caer en el juego de nadie?
Escribe. Escribe con claridad y en dos columnas las cosas buenas y las cosas malas, respondiendo a las preguntas ¿Qué sientes? ¿Cuanto das? y ¿Canto recibes?
Analiza.
¿Estas idealizando mucho la relación?
¿Eres muy herido? ¿Te deja satisfecho?
Evalúa.
Piensa.
Imagina cómo será tu vida si realmente fueras correspondido.
Si te das cuenta que esto se trata de una obsesión, comparte esto con alguna persona de tu más absoluta confianza y si en tu entorno no encuentras a nadie con quien comentarlo, hazlo con algún profesional (psicólogo, etc.). Es importante que lo platiques; pero sobretodo, que lo pienses, lo analices y evalúes.
Sé tú, tu mejor psicoanalista.