Cuando te miro

Cuanto más conozco a la gente, más me sigo maravillando con el poder de las miradas, capaces de hablar, más que ningún otro medio de comunicación, del interior de una persona. Pero es verdad que no sólo bastará con esa expresividad, sino que también el receptor tendrá que ser un buen lector de lo que se está diciendo y su sensibilidad entroncará así con la de su tácito interlocutor al establecer un delicado e invisible hilo entre ambos que los conectará fuertemente. Deseo, ira, piedad, desprecio, enojo, dicha, angustia, alegría... y quién sabe cuántas más emociones nos llegan a través de una mirada. La simpleza de su inmediatez no deja de ser un desafío para quien quiere indagar en esa profundidad llena de significados. Una sola mirada puede llegar a tener el poder de lograr desde emociones intensas hasta erecciones incontrolables. Una bella y profunda manera de decirnos cosas.