Diario del Españolito: Carlos
Diario de mi vida 2ª parte, Carlos.
Y al día siguiente por la mañana, Nico me despertó.
—Javi, ¿se te han pegado las sábanas?, venga levanta que tenemos muchas cosas que hacer en el club, hay que reponer y limpiar, para esta noche trabajar que es Sábado y ya sabes como es Carlos.
—Nico, dile a Carlos que me disculpe. Hoy no voy a trabajar; si me quiere descontar el día, pues que me lo descuente.
—¿Te pasa algo? ¿me quedo contigo?
—No te preocupes.
— Pues entonces me voy; que llego tarde.
Me levante, me duche, puse la música "Niña Pastori" y me puse a desayunar pensando en la noche anterior —sobre lo que él me dijo— pasando una hora sonó el móvil —era Nico— diciéndome que mandaría a alguien para coger el bolso negro que dejo olvidado, donde estaban las llaves del almacén —OK le contesté— y seguí con mis quehaceres de la casa, sonó el timbre de la puerta; al abrir me llevé una sorpresa, era Carlos.
—¿Qué haces aquí? ¿vienes por el bolso de Nico? Pasa no te quedes ahí en la puerta. ¿Quieres tomar tomar café? esta recién hecho, un momento que le bajo el volumen a la música.
Mientras yo lo miraba y le hablaba —él suspiraba— echándose el pelo hacia atrás.
—Sí, gracias. —Nos sentamos y entablamos conversación. —¿Ocurre algo?
—Que me ha dicho Nico que estas enfermo, ¿qué te ocurre?
—Me encuentro desanimado.
—¿Por qué?
—Por lo que me preguntaste anoche. En verdad Carlos, tú me gustas.
—¿Cual es el problema entonces?
—El problema soy yo.
—¿Hay otro en tu vida?
—Hubo; pero ahora no quiero hablar de eso, pues hablarlo me me hace sentir mal.
—¿Qué paso?
—Cosas que quiero olvidar. Dame tiempo para pensar.
Pues yo pensaba dentro de mi; que no soy el niño de 18 años engañado por amor.
—Tomate el tiempo que tu quieras.
A la vez que me hablaba; me miraba fijamente.
—¿Qué miras con tanta intensidad?
Se echaba a reír con mis comentarios y mi nerviosismo, y yo dentro de mi pensaba: que boca tan bonita tienes, y me muero para besarla.
—Me voy, me llevo el bolso de Nico, y una cosa: tomate el tiempo libre que quieras.
Fui a despedirlo a la puerta; y en un impulso de pasión, lo besé en la boca y fui correspondido, dirigiéndonos hacia la habitación, nos desnudamos poco a poco, besándonos con frenesí, e hicimos el amor con pasión y deseo, a la vez que me besaba me decía te amo, te amo, te amo Javi, te amo.
Al acabar de entregarnos, pasamos todo el día juntos, para almorzar pidió pizza, planeando nuestro futuro.