Nada es para siempre, así como nace el sol en las montañas; muere en el mar de occidente. Y así, a ejemplo de nuestra propia vida, todo nace, crece y muere.
Lo anterior aplica, desafortunadamente, para eso tan precioso que puede ser para todos, la amistad.
Es normal. Siempre estamos en ese proceso de crecimiento. Intereses van y vienen, y nuestros intereses cambian. Y no puedes forzar a que tu amigo siga con tus mismos intereses, ni tú, que siguas con los mismos intereses de tu amigo.
Y aunque nos duela, este intercambio, muere.
Y esto es valido tanto para los amigos cibernéticos como para los reales. Con la diferencia que se explota más —con nuestra mente— a los cibernéticos y con los reales somos más suaves y más tolerantes. ¿Por qué? Por que al que vemos nos deleita, y al que no vemos nos deleita; pero limitadamente. Y el proceso de intercambio sigue valido mientras haiga ese intercambio de intereses.
Si con los reales, con todo y al vernos de frente y a los ojos y nos guste tanto su aroma —natural o su perfume— está este proceso; después de mil encantos, me gusto mucho haberte conocido, ahora hay que darnos permiso de conocer nuevas personas.
Con los cibernéticos —igual— pero con más frialdad —aquí se vale ser más insensibles— aquí no hay intercambios de miradas, ni de caricias, ni de aromas. Aquí es más fácil de mostrar que nuestros intereses han cambiado; y nos damos el lujo de mandar al “amigo” más fácilmente por un tubo.
Yo he tenido y tengo muy bellos amigos cibernéticos, unos que por este estanque —fin de intereses en común— se han quedado en el recuerdo. Otros, que siguen allí, con saludos y gratificaciones cada vez que les gusta algo de lo que escribo y los que se acuerdan de mí en navidad y en mi cumpleaños. Otros pocos, que han hecho de la amistad una relación especial.
A todos —sea como sea— desde los que se pusieron en contacto por mi físico; hasta los que ya somos familia, mi agradecimiento; en esta escuela de la vida aprendemos de todos y nos deleitamos con ese intercambio, no importa cuanto haya durado —o cuanto dure—.
Aquí algunos sugerencias para fortalecer la amistad.
*Se sincero
*No querer cambiar al amigo —acéptalo como es—.
*No te estanques en un tema, el sexo no lo es todo —habla de muchas cosas, busca otros intereses en común—.
*Se dinámico —cuando notes que se esta enfriando esta relación ponte de acuerdo para hacer algo que les agrade a los dos. Como ir al cine, o ponerse de acuerdo en ver una película; inclusive si tu amigo esta en Madrid y tu en Buenos Aires—.
*No asfixies a tu amigo, dale la oportunidad de que él sea él —sin presiones ni indirectas— deja que él lleve la iniciativa de vez en cuando.
Y por último, cuando llegue la hora de decir adiós, por más bella que haya sido esa relación, acuérdate: a la vuelta de otra esquina o de otro correo, te vas encontrar con otro ser sin igual.