En la Bañera









-De ninguna de las maneras. Ni con eso, ni con esa rebaja yo compraría esa casa. Ni loco. Ni aunque la rebaja fuera el doble.

Hace unos meses oía yo por la radio que el Tribunal Supremo, en una de sus sentencias renovadoras de la Jurisprudencia -actualizadora por soprendente, más bien- había declarado la Nulidad de un contrato de compraventa por desconocer un elemento que, de haberlo conocido, hubiera podido determinar a la compradora a no efectuar dicho contrato. Y el Tribunal resolvía y declaraba nula la compraventa practicada en su momento y que tenía por objeto una vivienda en una urbanización lujosa de Madrid.
Hasta ahí la cosa no es nada sorprendente, porque uno de los motivos de resolución de un contrato pueden ser "los vicios ocultos" que tiene lo comprado y que, como su nombre indica, no están a la vista de la parte compradora en el momento de perfeccionarse el contrato.
Pero lo sorpendente era que dicho vicio oculto era la comisión de un horrible asesinato en la casa en cuestión: al parecer, el antiguo dueño había asesinado a su esposa y a sus hijos en la vivienda y tras ello, había puesto fin a su vida. Un crimen horrible que había determinado que nadie quisiera comprar esa casa hasta que una incauta compradora desconocedora de los hechos, picó billete y la compró con una rebajita.
Al parecer, tras trasladarse a la vivienda y sentir "energías negativas", la Señora se enteró por la vecindad de los hechos y judicialmente reclamó la resolución del contrato con la devolución de su dinero por el vendedor. Y lo consiguió.

Pues... hasta ahí, todo claro. Y fue ayer cuando una compañera de trabajo me preguntaba si yo compraría un piso con una buena rebaja si en él, el antiguo dueño, se hubiera suicidado en la bañera.

Y es que a esta compañera que anda buscando casa, le habían hecho una oferta tentadora en la venta de ese piso precisamente.

-Hombre... ¡qué quieres que te diga! Yo no. Preferiría pagar los millones que fueran necesarios y dormir tranquilamente sin pensar que en la bañera del baño de mi dormitorio descansa el espíritu del suicida difunto.
-Pues... ¡qué tontería! -me decía- Si te rebajan cinco millones como a mí, ¿no lo vas a comprar?.
-Definitivamente no. Ni aunque la rebaja fuera de diez.
-Eres tremendo. ¿Qué piensas? ¿que se te va a aparecer el muerto o qué?
-No... no pienso eso. Pero no dormiría tranquilo en mi vida pensando que en esa bañera, en ese baño se ha suicidado alguien. Y no... ni aunque me lo rebajaran veinte millones, ni aunque me lo dieran gratis... No... de ninguna de las maneras, yo me iría a vivir allí -le dije-
-Pues es una bobada... -me respondía-
-Pues haz lo que te salga de los huevos... bueno, de los ovarios. Pero que sepas que el muerto te va a ver dormir todas las noches y te verá las tetas cuando te quites el sujetador -le decía-

Y es que yo no me imagino con mi Burbu en la bañera donde otro tipo se ha suicidado. Y pensar, mientras mi Burbu me... me... me ¡eso!... ,que el muerto puso fin a su existencia allí mismo con pistola en mano... me desarmaría a mí mi pistola. ¡Y no!... ¡He dicho que no!

A los tres días, pregunté a mi compañera qué había decidido:
-No. No lo quiero. Lo he pensado y llevas razón. No quiero ese piso. No quiero que nadie me vea las tetas... me decía.
-Pues... tampoco las tienes tan grandes -le respondía-...

¿Y vosotros?... Compraríais una vivienda así. Ojo: no vale pensar que el muerto es semejante a los de las fotos... jajaaj! ... Que en ese caso, ¿quién no viviría con esos fantasmas en casa? jajajaj!