Mi novio Edilson y yo empezamos jugando a las pistolitas de agua, pero cuando se colocó la pistola entre la piernas, se acabaron los juegos. Yo soy de los que entienden una indirecta, jajaja. Literalmente le comí toda su arma hasta que conseguí sacarle toda su... munición. Me dejó mortalmente herido, pero satisfecho.
Y es que, cari, nunca apuntes a nadie con una pistola... ¡si no le vas a dejar comértela entera!, jajaja. Bezos.