No nos engañemos, un hombre nos entra por los ojos. Y lo primero que vemos en un tío es la cara. Ni el alma ni la polla, la cara. Y en esto, como en casi todo, los guapos lo tienen más fácil. Luego puede que la polla sea mejor o peor, pero nadie va por la vida enseñando el rabo, ¿o sí?. Así que no tenemos que fiar de lo primero que vemos, y eso es el rostro. He aquí un conjunto de hombres guapos... ¡Claro ya sé que vosotros viciosillos y mamables lectores preferiríáis verles las pollas, pero por hoy tenéis que conformaros. Este es un post por la cara..., jajaja. Bezos.