En Madrid ya empieza a refrescar por las noches. Los peques han vuelto al colegio, y eso anuncia el cierre de las piscinas. No es por nada, pero ¿por qué las cierran cuando mejor estamos sin niños en ellas? jajaja.
Lo único bueno del fresquito que ya empieza a percibirse y que huele a otoño es que llega el momento de las sudaderas, uno de mis fetiches. Y es que no puedo decir que no a un tío que lleve una capucha. Me encapricho de las capuchas, jajaa. Bezos.